Tras un debate de más de cinco horas, el gobierno británico se rehusó la pasada noche del lunes a cancelar la visita de Estado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En este sentido, la invitación al controvertido mandatario sigue en pie, aunque la decisión no se ha hecho oficial y podría derivar más reuniones hasta llegar a una elección final, pues se enfrentan a la presión de más de 1.8 millones de ingleses para rechazar dicho encuentro con el magnate, según reporta la prensa internacional.
Ayer, al tiempo que se debatía la situación se registraron diversas protestas en Reino Unido.
Durante la sesión, la delegación del gobierno rehusó vetar visita de Trump. “La relación especial entre el Reino Unido y Estados Unidos va más allá del individuo que pueda ocupar la Casa Blanca en un momento determinado”, señaló el diputado conservador, Mark Pritchard.
Mientras la oposición laborista argumentó que “sus maneras y comportamiento le descalifican para ser recibido con honores por Su Majestad la reina o el príncipe de Gales”.
“No es posible que tal honor se pueda ofrecer a un hombre que ha abusado de mujeres, de los creyentes musulmanes y de los emigrantes”, indicó el representante de la oposición laborista, John McDonnell.
La visita, que aún no tiene fecha, representa para la primera ministra, Theresa May, la oportunidad de mejorar la “seguridad y prosperidad” de ambos países y en la que abordarán “las muchas áreas de interés” que comparten sus respectivas administraciones.
El expresidente Barack Obama, tardó 758 días en recibir una invitación semejante, y su antecesor, George Bush, 978 días, mientras que Trump fue invitado por May siete días después de su investidura.
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— Owen Jones (@OwenJones84) 20 de febrero de 2017
(Con información de EFE y Euro News)
cdr