Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro, presidentes de México y Brasil, respectivamente, han actuado de manera similar frente a la crisis generada por la Covid-19: como bolas de demolición.
Así lo afirman en el medio británico Financial Times Guillermo Ortiz Martínez (quien fue secretario de Hacienda durante el gobierno de Ernesto Zedillo y después gobernador del Banco de México) y Arminio Fraga (expresidente del Banco Central de Brasil) en al artículo titulado “Brazil’s and Mexico’s presidents are both ‘wrecking balls’”.
Según Ortiz Martínez y Fraga, pese a que los presidentes de Brasil y México provienen polos políticos contrarios, “han reaccionado de formas notablemente similares a la pandemia”.
Entre las similitudes para enfrentar la crisis actual por parte de ambos mandatarios, los exfuncionarios encuentran la falta de atención a las recomendaciones a las autoridades sanitarias sobre el distanciamiento social, el rechazo a usar cubrebocas y que han continuado sus actos públicos.
Los autores afirman lo siguiente: “Como era de esperar, la falta de una estrategia clara combinada con mensajes confusos ha provocado un aumento de las infecciones. Brasil tiene el segundo mayor número de muertes del mundo; México es el tercero más alto, incluso cuando admite que no se reporta la totalidad de casos y decesos”.
Según los datos de la Johns Hopkins University, en países con más infectados por Covid-19 Brasil ocupa el segundo lugar con 3 millones 717 mil 156 y también el segundo en muertes por esa enfermedad con 117 mil 665; México es séptimo en la primera categoría con 573 mil 888 casos, y el tercero con más muertes, con 62 mil 76.
Para Ortiz Martínez y Fraga otro aspecto compartido por los presidentes de Brasil y México es el desprecio por el medio ambiente: “Bolsonaro ha dado un giro de 180 grados en la protección del Amazonas. López Obrador ha recortado los presupuestos ambientales y degradado la energía renovable a favor de la refinación de petróleo”.
Entre escasas diferencias para atender la crisis económica está el gasto, ya que en Brasil ha aumentado mientras que en México ha ido para abajo. Por ello el déficit fiscal del país sudamericano llegará hasta 18 por ciento, mientras que en México será de 5 por ciento (al que los autores llaman “extravagante”), aunque muy probablemente con una recesión más profunda.
En el caso de López Obrador mencionaron que ha duplicado las políticas populistas, con lo que ha exacerbado la incertidumbre política y ha desalentado la inversión.
También se destaca que ambos mandatarios habían despertado esperanzas de que serían agentes de cambio positivo; sin embargo, “con la intención de dañar el entorno institucional de sus países para hacer avanzar las agendas políticas retrógradas, parecen bolas de demolición”.
Entre los aspectos positivos de la crisis, Ortiz y Fraga destacan la resistencia de las instituciones democráticas, como el Poder Judicial y la sociedad civil, a las que llaman “resilientes”, las que serán decisivas para enfrentar los retos de la región.