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A las 17:30 horas del lunes 26 de septiembre de 2016 se logró lo que muchos escépticos dudaban y lo que muchos soñadores anhelaban: La paz. Por fin, estaban juntos el presidente colombiano, Juan Manuel Santos y el líder de las Fuerza Armadas y Revolucionaria de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, en un mismo escenario pero sin armas, sin violencia, sin guerra, buscando una única cosa y eso es un volver a empezar para Colombia.


La firma final de acuerdo de paz no podía ser en otro lugar diferente a la emblemática Cartagena, la ciudad amurallada, la heroica y la Ciudad de la Paz, nombrada así desde hace unas semanas por el mandatario colombiano. Cartagena ha sido la sede de importantes eventos diplomáticos, culturales, sociales y “faranduleros” (apelativo usado por los medios de comunicación para referirse a las celebraciones de la industria del entretenimiento colombiano) y por supuesto, históricos.



Como testigos de este hecho que marcó el antes y el después del país sudamericano, estuvieron en el Patio de Banderas del Centro de Convenciones de Cartagena más de dos mil 500 personas vestidas de blanco. Entre ellos, 15 presidentes, 27 cancilleres y tres expresidentes. Y desde sus casas millones de colombianos dispuestos a perdonar y a sanar pensando que sus hijos y nietos ya no vivirán la misma historia de 52 años que hoy tuvo un final.


Un minuto de silencio, sentido, con el público de pie, fue el preludio de la ceremonia de este histórico lunes.


Santos y “Timochenko” firmaron el documento con un "baligráfo (una bala convertida en pluma), símbolo del proceso de paz. “Las balas escribieron nuestro pasado, la paz escribirá nuestro futuro”, dijo Mabel Lara, periodista y moderadora del evento tras llamar al líder las FARC y al jefe de Estado a firmar el documento.




Santos comenzó su discurso con una estrofa del himno nacional: “hemos sufrido, por 52 años, un conflicto armado entre hijos de una misma nación”.


Agregó: "Lo que firmamos hoy es una declaración del pueblo colombiano ante el mundo de que nos cansamos de la guerra", dijo el presidente en un discurso emotivo, en el que habló en medio de lágrimas y reiteró que en el mundo ahora hay una guerra menos.


En tanto, “Timochenko” ofreció disculpas a las millones de víctimas del conflicto armado por primera vez en público: "en nombre de las FARC ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas del conflicto".



Durante el acto que duró una hora y 20 minutos Santos rindió homenaje a los militares y policías por defender el país y enfatizó su homenaje a las víctimas, que estuvieron en el centro del proceso. "Quiero rendir homenaje a las millones de víctimas inocentes".


El jefe de Estado cerró su intervención haciendo alusión al 2 de octubre, cuando se votará el plebiscito: “Con su voto, el próximo domingo 2 de octubre, podremos dejar atrás un pasado triste y abrirle las puertas a un futuro mejor, con alegría y optimismo”, dijo.



 




 




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