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viernes 20 septiembre 2024

La disculpa pendiente de Bernardo Bertolucci

por etcétera

“La idea nos vino a Brando y a mi desayunando, mientras él untaba pan con mantequilla. De inmediato nos hicimos un guiño cómplice. Decidimos no decir nada a Maria Schneider para obtener una reacción más realista. Ella lloró, gritó y se sintió herida. En cierta forma se sintió herida porque no le había dicho que se iba a producir una escena de sodomía. La muerte de Maria llegó antes de que pudiera abrazarla y pedirle disculpas”.

Las palabras anteriores son de Bernardo Bertolucci, uno de los grandes maestros del cine italiano, a propósito de la famosa escena de su sexta película El último tango en París (1972), en la que Marlon Brando usa mantequilla y sodomiza a Maria Schneider. La actriz llegó a declarar que en aquella ocasión se sintió “violada y humillada”.

En 2016 el director continuó su aclaración por aquellos hechos: “Algunos han creído que ella no estaba informada de la violencia contra ella. Falso. Maria sabía todo porque había leído el guion, donde todo estaba descrito. Lo único nuevo respecto al guion fue la idea de la mantequilla. Eso fue, según supe muchos años después, lo que ofendió a Maria, no la violencia que sufrió en la escena y que estaba prevista en el filme”.

La cinta, por esa y otras razones, fue prohibida en 1976 por la magistratura italiana, y tuvo que aguardar 11 años para ser rehabilitada.

Pese al incidente, debido al éxito del filme se convirtió en “un poco megalómano”, según confesó al diario italiano Corriere della Sera en 2005.

Aunque en un principio fue poeta (fue hijo del destacado vate Attilio Bertolucci), el cine lo atrajo irremediablemente. Sobre ese tránsito y la obra de su padre contó a El País en junio de 2013: “Escribí poesía, pero decidí no continuar porque él era demasiado bueno y no podía ganarle. Así que cambié de oficio. Fue él, de alguna manera, quien me orientó hacia el cine… Con el cine, también yo busco la poesía”.

En los años sesenta se volvió asistente de Pier Paolo Pasolini y fue influido decisivamente por él, tanto que llegó a decir que le debía todo al que fue uno de los grandes artistas e intelectuales italianos del siglo XX, aunque posteriormente también reconoció a otros maestros del séptimo arte como Kurosawa, Godard y los neorrealistas.

En la entrevista con el diario italiano, Bertolucci rememoró su encuentro con Pasolini: “Con 21 años me lo encontré delante de la puerta y me dijo: ‘Eh, te gustan las películas, ¿verdad? Porque voy a rodar una y quiero seas mi asistente de dirección. Se llamará Accattone’. Le dije que nunca había hecho ese trabajo, y me respondió que él tampoco había dirigido ninguna película”.

Gracias a esa experiencia pudo obtener los conocimientos para aventurarse él mismo como cineasta, por lo que pudo dirigir La commare secca (1961), Prima della rivoluzione (1964) y El conformista (1970), con la que obtuvo su primer premio relevante, el David di Donatello.

Nacido en Parma en 1940, también fue un militante comunista hasta los años ochenta, conocedor del marxismo y del psicoanálisis, al que se sometió y que llegó a trasladar a su obra, como lo expresó durante una entrevista: .“En los primeros diez años fue un gran estímulo para el trabajo: pasaba del análisis de la experiencia a la comunicación. Después, me han ayudado los años en Oriente, el estudio de la cultura china, del budismo”.

Su obra tuvo una enorme diversidad, como se puede apreciar, por ejemplo, en otras de sus películas, como Novecento, en la que realiza, desde la visión de una familia, un vasto relato de la historia de la primera mitad del siglo XX en Italia, con la participación de estrellas como Robert de Niro, Gérard Depardieu y Stefania Sandrelli.

También destaca su película más exitosa, El último emperador, filmada en el interior de la Ciudad Prohibida de China. Obtuvo por ella más de 40 premios, entre ellos nueve Óscar.

En sus últimas cintas se deja apreciar un halo de melancolía, como en Soñadores (2003), acerca del mayo de 1968, y Tú y yo (2012).

Debido a varios problemas de salud, el cineasta dejó de caminar y tenía que trasladarse en una silla de ruedas eléctrica que él mismo manejaba. Falleció hoy en Roma a los 77 años de edad.

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