La aparición de las muñecas sexuales hiperrealistas y el futuro de los robots sexuales enfrenta a la sociedad a un nuevo tipo de sexualidad y a una reflexión sobre cómo afecta a la mujer. “Es un juguete sexual más, como puede ser un vibrador o una fusta”, defiende Daniel García, cofundador de Luxury Agency Dolls, el primer burdel de muñecas sexuales de Madrid, el segundo que abre en España. “No es como un vibrador, porque las mujeres no tienen una industria del sexo ilegal donde ellas son las principales compradoras del cuerpo de otras personas”, replica Kathleen Richardson, profesora de Ética y Cultura de Robots e Inteligencia Artificial en la Universidad De Montfort, en Leicester, Inglaterra, y cofundadora de la Campaña contra Robots Sexuales.
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