¿Cuántas veces has cambiado de celular? La mayoría de los compradores apenas espera dos años para deshacerse de su “viejo” smartphone. Pero, ¿qué ocurriría si las empresas no acortaran a propósito la vida de estos aparatos?
Es fácil encontrar una excusa para cambiar de teléfono móvil: quedó desactualizado, no rinde igual, no tiene 4G (o 5G, o 6G o lo que venga después), la batería no funciona bien, se estropeó la cámara de fotos…. o, simplemente, pasó de moda.
Según datos globales del sitio de información financiera MarketWatch, el consumidor promedio renueva su celular cada 15 meses. Y la vida media de un teléfono móvil en la actualidad no dura mucho más: entre 18 y 24 meses.
“Nos enseñan a consumir, a conjugar el verbo ‘tener‘ en lugar del verbo ‘dar‘“, le cuenta a BBC Mundo Benito Muros, presidente de la fundación FENISS (Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada), quien lleva 19 años investigando esta cuestión.
Muros dice que la falta concientización sumada a la práctica de las empresas de acortar intencionalmente la vida de sus productos -la llamada “obsolescencia programada” o “planificada”- plantea un “gravísimo problema” a nivel medioambiental y también social“.
El especialista dice que se generan toneladas de basura electrónica y “se fomenta la desigualdad en el mundo al permitir que se acumule la riqueza en manos de bancos y grandes corporaciones”.
“De 10 a 12 años”
De acuerdo con Muros, un celular sin obsolescencia programada “debería durar de 10 a 12 años” en lo que respecta a la parte mecánica y electrónica”.
“Respecto al software, su vida útil debería ser de entre seis y ocho años, si se diseñara para que incorporara ciertos avances en materia de tecnológica que no lo dejen desactualizado”, le contó el especialista a BBC Mundo.
Fabian Hühne, vocero de Fairphone, una compañía holandesa que desarrolló en 2013 “el primer teléfono ético del mundo” -fabricado con dispositivos responsables con los recursos y personas implicadas en el proceso- le contó a BBC Mundo que este asunto es importante porque “acortar la vida útil (de los celulares) contribuye a incrementar la cantidad de basura electrónica, que a menudo termina en el hemisferio sur”.
Hühne dice que la fabricación acelerada de los celulares “genera emisiones de CO2 y hace que se desperdicien minerales preciosos, que se desechan cada vez que un teléfono no se recicla”.
La apuesta de Fairphone, que desarrolló en 2015 “el primer celular desmontable”, diseñado para que fuera fácil de abrir, reparar y actualizar, es “aumentar la vida útil de cada smartphone hasta tres o cinco años”, explica.
Pero Hühne añade que la vida útil de los celulares también “depende mucho de cómo la gente los use”.
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