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Muy poca gente cree que el mundo va cada vez a mejor. Uno de ellos es Max Roser, economista de la Universidad de Oxford. A finales de diciembre publicó seis gráficos en su web que muestran cómo en los últimos 200 años hemos mejorado, y mucho, en estos seis asuntos: pobreza extrema, educación básica, alfabetización, personas que viven en democracia, vacunas y mortalidad infantil.

Entonces, ¿por qué muchos seguimos con la idea de que todo va cada vez peor o, al menos, igual de mal que siempre? Según explica Roser a Verne en conversación telefónica, “los cambios positivos necesitan mucho tiempo”, ya que las tendencias se construyen a lo largo de décadas o incluso siglos. En cambio, nuestra psicología hace que prestemos más atención a los eventos negativos, ya que podrían suponer un peligro, y además los medios nos fijamos menos en las tendencias a largo plazo y más en eventos, que a menudo son negativos, como las crisis económicas, atentados, accidentes…

Roser no presenta este trabajo para que seamos complacientes. “No hay razón para pensar que esta evolución continuará y que no puede cambiar”, recuerda, antes de añadir que “por supuesto, debemos fijarnos en lo que sigue mal para intentar mejorarlo”. Eso sí, ver lo que va bien “nos anima a continuar” y a darnos cuenta de que podemos contribuir a mejorar las cosas, aunque no nos lo parezca. De hecho, el cambio principal en estos 200 años es que “nos hemos dado cuenta de estos problemas se pueden solucionar”. En cambio, hace dos siglos “ni siquiera sabíamos que había un problema”.

(Si has llegado a esta pieza con el móvil, es posible que no veas bien los gráficos. Pincha aquí para acceder a la versión completa).

1. Pobreza. “Hay 130.000 personas menos en situación de pobreza extrema que ayer”. Podríamos haber titulado así cada día desde 1990, según explica Roser en su web, en un artículo que acompaña a los gráficos, dando datos y contexto. “En 1820 solo una pequeña élite disfrutaba de estándares de vida elevados, mientras que la amplia mayoría vivía en condiciones que hoy calificaríamos de pobreza extrema” (menos de 1,90 dólares cada día). En 1950, eran tres cuartas partes y en 2016 el porcentaje había caído hasta el 10%. Todo, explica, gracias al crecimiento de la productividad, que ha compensado el hecho de que la población se haya multiplicado por siete en los últimos 200 años.

Más información: http://bit.ly/2pkCGAz

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