Luke Brett Moore, un joven australiano, acababa de perder su empleo cuando descubrió que su banco erróneamente le había autorizado un crédito ilimitado. Era una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar por alto. Empezó a gastar sin parar… hasta que un día alguien tocó su puerta.
Sufrí un grave accidente automovilístico y mi sueldo empezó a ser consignado en otro banco. No recuerdo las circunstancias exactas de por qué sucedió así.
La primera semana me preocupé, porque no tenía suficiente dinero para pagar la hipoteca. ¿Qué iba a hacer?
Pero, entonces, el pago salió de mi cuenta en St. George y pensé, "Ah, bueno".
Y, luego, la siguiente quincena, salió otro pago de US$375 para la hipoteca.
Así sucedió durante 12 meses sin que el banco dijera nada.
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