El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) anunció el pasado martes que después de una larga discusión con el Comité Nacional decidió abandonar al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
El PMDB, uno de los principales aliados de Dilma, la abandona justo cuando su mandato a traviesa por el peor momento y los 69 diputados que podrían ayudarla en un posible juicio político apuntan a votar por su destitución parlamentaria.
Asimismo, de los siete ministros que tiene Brasil, el de Turismo, Henrique Eduardo Alves, renunció el pasado lunes, acción que podría repetirse con los seis restantes.
“Estoy convencido de que, siendo usted alguien que aprecia sobre todo la coherencia ideológica y la lealtad a su propio partido, entenderá su decisión”, escribió en una carta el exfuncionario a Rousseff.
La situación de la presidenta ante un juicio político es delicada pues del Partido de los Trabajadores (PT), la formación de Rousseff y Lula, sólo cuenta con 59 diputados, y ni siquiera con sus aliados de izquierda llega a los 171 parlamentarios necesarios para detener el proceso.
Tras la salida del PMDB, Dilma y Luiz Inácio Lula da Silva analizaron la crisis en una reunión en el Palacio del Planalto, donde también participaron representantes del Partido Popular y el Partido Republicano.
Jaques Wagner, del Partido de los Trabajadores, dijo que Rousseff mantendrá una relación "educada" pero distante con Michel Temer, vicepresidente de Brasil, y opinó que la salida del PMDB abre camino a un "golpe" institucional.
(Con información de El País y El Clarín)
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