La familia Spencer, unos granjeros de Northamptonshire que se enriquecieron gracias a la lana, lleva medio milenio formando parte del establishment inglés, pero durante 16 deslumbrantes años Diana de Gales logró que este clan fuera objeto de un escrutinio global lleno de adoración y fascinación, que en última instancia también resultó despiadado. Lady Di es tan conocida que se ha convertido en un personaje incognoscible, pero ¿hasta qué punto influyó su familia en la naturaleza tan notoriamente atormentada de su personalidad?
El restaurante Top Curry Centre, situado en el barrio londinense de Pimlico, no suele aparecer en los reportajes sobre iconografía relacionada con la casa real, pero ocupa un sitio especial en ella. Lo conozco bien porque queda cerca de donde vivo. Desde que la aristócrata se casó́ en 1981, en el escaparate de este destartalado restaurante indio se distinguía la ampliación en blanco y negro de una fotografía de Peter Simpson, del periódico News of the World, en la que aparecía una joven Diana, azotada por el viento y corriendo bajo la lluvia por delante del restaurante. De forma significativa, estaba mirando a cámara. Sabía que estaba ahí́.
En esa época, la joven trabajaba de niñera en la guardería Young England de Pimlico, un centro que estaba de moda. A lo largo de los años, la fotografía empezó́ a presentar un aspecto desvaído, a curvarse y a despegarse del paspartú́. Acabó cayéndose del escaparate y volvieron a colocarla de cualquier manera. Puede que esta imagen sea una metáfora de la reputación de Diana. Ahora ha desaparecido, porque el Top Curry Centre se ha convertido en una cafetería refinada, algo que apenas existía en la época de la princesa.
El profundo interés que la aristócrata mostraba por su propia imagen también lo sentía su pariente más ilustre, Winston Leonard Spencer-Churchill. El político, ataviado con un oscuro traje de raya diplomática gruesa y un sombrero de fieltro, sosteniendo su característico puro entre los dientes, visitó unas instalaciones militares situadas en Hartlepool en 1940. Alguien le pasó un subfusil Thompson M1928 y él lo cogió́ alegremente; posteriormente declaró que era su “arma preferida”. El político les pidió́ a los miembros de su equipo que manipularan la fotografía, que borrasen a sus compañeros para que él saliera con una visibilidad destacada y ofrecer así la imagen pública de un tipo duro y bien vestido. Goebbels utilizó esa estampa para dar a entender que Churchill era un gánster y un asesino.
Sin embargo, no se dio el mismo elemento de ambigüedad en la fotografía más famosa de Diana: en un viaje a la India celebrado en febrero de 1992, el príncipe Carlos y ella tenían prevista una visita al templo del amor creado por Shah Jahan, el Taj Mahal. Debido a ciertos motivos cuyos detalles concretos jamás llegaremos a conocer, Carlos no acudió́ a la sesión de fotos. Sin embargo, Diana se empeñó́ en que la retrataran sola: enseguida se consideró́ que la imagen de Martin Keen representaba una petición de auxilio.
La princesa no fue la primera mujer de la familia Spencer con la que el príncipe de Gales mantuvo relaciones. En 1977, según un nuevo libro de la periodista Penny Junor, el galantísimo Carlos vivió́ una aventura con Sarah, la hermana mayor de Diana.
Pero los cortesanos eligieron a esta última como futura esposa porque la muchacha que aparece en la fotografía de The Top Curry Center presentaba la inefable ventaja de ser… una incólume virgen.
Aun así́, este dato no consoló́ a Carlos. Junor asegura que la noche antes de su boda, el príncipe se quedó́ contemplando a la muchedumbre congregada delante del palacio de Buckingham y se echó́ a llorar a lágrima viva. Durante la luna de miel, Diana le rompía las acuarelas que él pintaba y, también según Junor, la joven después comenzó́ a darles patadas a los muebles y a sollozar delante del personal de servicio, lo que supuso un quebrantamiento imperdonable de los buenos modales.
Los Spencer han mantenido un vínculo con la casa real desde hace mucho tiempo: cuando Charles, el hermano de Diana, nació́ en 1964, su madrina fue la reina. Pero la complicada relación de Diana con la realeza pudo originarse psicológicamente en el sencillo hecho de que los Spencer, de apellido poco rimbombante, gozan en realidad de un abolengo histórico mucho mayor que los Windsor que ocupan el trono, quienes, a su lado, son unos ambiciosos arribistas. Mediante cinco líneas de descendencia ilegitima, los Spencer están emparentados con los Estuardo, y, por tanto, guardan relaciones de parentesco con las grandes familias de Europa, entre las que se encuentran los Sforza, los Habsburgo, los Borbones y los Médici. Comparados con ellos, los Windsor no son más que una marca real creada en el siglo XX, con la misma antigüedad que el popular jabón Sunlight; el apellido original de la familia, Sajonia-Coburgo-Gotha, se cambió́ durante la Primera Guerra Mundial en un gesto de conciliación frente al sentimiento antialemán.
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