Terry Richardson, el fotógrafo de las estrellas fue despedido del grupo de publicaciones Condé Nast International, que engloba a las firmas más conocidas en el mundo de la moda y las estrellas como Vogue, GQ, Glamour y Vanity Fair, por acusaciones de acoso sexual a modelos y otras mujeres con las que trabajó.
El periódico The Telegraph informó que el lunes por la mañana los presidentes de los distintos países que agrupa Condé Nast recibieron un correo electrónico del vicepresidente ejecutivo de la compañía, James Woolhouse, en el cual les prohibía trabajar con el fotógrafo.
“Si hay algún trabajo de él que ya está encargado y está pendiente de publicación deberá sustituirse por otro material”, señaló el correo filtrado al rotatorio londinense.
Dicho mensaje llegó un día después de que The Sunday Times criticó el por qué Richardson, a quien en su artículo lo llamaron “el Harvey Weinstein de la moda”, seguía siendo contratado en la industria a pesar de las muchas acusaciones de abuso sexual que tiene desde hace años.
Días antes, el fotógrafo envió una carta al diario The Huffington Post en las que negó cualquier acusación: “Colaboré con mujeres adultas que conocían perfectamente la naturaleza del trabajo. Nunca usé una oferta de trabajo o amenazas para obligar a alguien a hacer algo que no quería. Siempre respeto a quienes trabajan conmigo, reconociendo su libertad de elección y aceptando sus decisiones”.
En 2004 publicó un libro llamado TerryWorld en cuya descripción la editorial Tashen afirmaba que “todos hacen ante su cámara lo que no harían para otro”. Sin embargo, en los últimos años varias modelos lo han acusado de abuso y comportamiento depredador en las sesiones fotográficas y en 2014 surgió el hashtag #NoMoreTerry, que llamaba a boicotear a cualquiera que trabajara para él ya fuera marca, persona o publicación.
En aquel momento, modelos como Rie Rasmussen, Jamie Peck y Charlotte Waters describieron las sesiones con el fotógrafo como desagradables y aseguraron que hubo propuestas sexuales e invasión de su privacidad.
Él siempre negó las acusaciones y aseguró que en su estudio se trabajaba bajo las premisas pactadas.
Por otra parte, el fin de semana pasado un representante del artista hizo público un comunicado en donde negó las acusaciones aparecidas en los medios y las tachó de “rumores” sin fundamento.
Richardson destacó en la década de los 90 debido a su estética cruda y provocadora, que recuperó la estética porno de los años 70 y que después giró a la sexualidad explícita. El artista ha trabajado para estrellas de la talla de Beyonce, Madonna, Miley Cyrus, Selena Gomez y Lady Gaga.
Cameron Russel, activista y modelo inició una campaña en la que invita a quienes trabajan en esta industria a no tolerar más este tipo de abusos, y en su cuenta de Instagram ha recabado experiencias de varias mujeres.
“Con 15 años me mandaron a hacer unas pruebas con un fotógrafo. Mi madrastra estaba conmigo en la sesión, en otra habitación. Ella no tenía ni idea de que él me metió los dedos en mi vagina unas cuantas veces mientras me sacaba fotos, alegando que eso haría que las imágenes quedaran más sensuales. A una quinceañera”, contó una víctima que mandó su testimonio a Russel.
Muchas de esas denuncias señalaron a Richardson, no obstante, Russel asegura que hay muchos más en la industria. “Hay muchos Weinstein en nuestra industria, no son difíciles de detectar. Si conoces uno, actúa ahora. No esperes 30 años para que The New York Times lo publique”, apuntaló.
ess