Andrés López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene un papel importante en el gobierno: es un poder en las sombras que tiene manga ancha que hace que continue el capitalismo de cuates, consideró Gibrán Ramírez Reyes en entrevista a Carlos Loret de Mola.
El politólogo y antiguo integrante de Morena fue entrevistado en Loret en Latinus en ocasión del reportaje en el que se mostró que amigos de López Beltrán han integrado una red de empresas por la que han obtenido contratos con diversas dependencias gubernamentales por los que han obtenido más de 100 millones de pesos.
Acerca de López Beltrán, Ramírez Reyes destacó que desempeña un papel muy importante en el gobierno y prácticamente es un poder oculto con gran influencia sin tener que rendir cuentas de ello porque no es institucional.
“Algunas personas del gobierno llegaron por la amistad que tienen con Andrés, y es una de las pocas personas que toma decisiones sin consultarle al presidente de la República. Él opera con manga ancha: no tiene que andar reportando cualquier cosa, como hacen los operadores políticos formales, que tienen una responsabilidad jurídica sobre cada cosa que digan o cada acto que ejecuten. En este caso, como se trata de un poder informal, pues se ejerce en las sombras, con manga ancha, y es mucho más relevante de lo que muchos quisieran admitir”, afirmó el politólogo.
Agregó que se escucha hablar de la influencia de López Beltrán para buscar acuerdos con el gobierno, en lo que es un vicio que no ha cambiado: “¿Quieres arreglar un negocio? Bueno, hay que hablar con los que son sus amigos. ¿Qué quieres entrar a Pemex? Bueno, el camino es este. Y los empresarios que están buscando eso, que están acostumbrados a granjearse los favores del poder, lo siguen haciendo de la misma manera, pero con diferentes actores. En ese sentido, no ha habido un cambio en lo que López Obrador llama las lacras de la política”.
Ejemplificó con el caso mostrado en el reportaje de Latinus, sobre el que el presidente López Obrador dijo que no es nada, y añadió que eso “sucede en todos los ámbitos. Cada vez se politiza más ese acceso a la riqueza y al poder, en lugar de institucionalizarse, como había querido la izquierda durante la etapa de la transición a la democracia. Estamos ante la continuación del capitalismo de cuates como sucedía antes, pero, quizá, por este halo de autoridad moral del que se ha autoinvestido López Obrador, se práctica más intensamente”.
Pero no sólo López Beltrán opera e influye en el gobierno de su padre, sino cuando menos otro familiar de López Obrador: “En el área de la cultura y la educación pública, la esposa del presidente toma también decisiones, contrario a lo que se prometió en el momento uno de este gobierno”.
Acerca de esas intervenciones familiares, Ramírez Reyes fue lapidario: “Si López Obrador no puede hacer que la gente en su familia y en su casa adopte los valores que pregona, ¿pues cómo lo va a hacer en la administración pública?”.
Sobre ello, dijo que tarde o temprano habrá más información sobre esa operación del gobierno de López Obrador, lo que significará “la desautorización de López Obrador y el desvanecimiento de su sueño de pasar a los libros de historia como un gran transformador o un dirigente nacional que hizo época”.
