Una especialista en “yoga de la risa” y un académico seguidor de Andrés Manuel López Obrador fueron designados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) como sus representantes en el Comité Técnico de Evaluación para seleccionar a cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE).
El lunes pasado circuló en redes sociales que las dos personas designadas por Rosario Piedra, presidenta de la CNDH, son María del Socorro Puga Luévano y Ernesto Isunza Vera, la primera jubilada y amada de casa, y el segundo integrante del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
De la primera se conocieron más detalles curriculares: no acabó la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Nuevo León, y después trabajó en el IMSS en diversos cargos: auxiliar de servicios de intendencia, auxiliar universal de oficina, oficial de personal y jefa de las oficinas de control operativo y de plantillas. Lo notable está en sus certificaciones: una de ellas es de “yoga de la risa”, expedida por Hilarante México Filosofía Dr. Kataria Laughter Yoga International, y otra de coach por Interbrain Coaching.
Sin embargo, en el perfil que presentó la CNDH no acreditó ningún conocimiento especializado de Puga Luévano en materia electoral o, ni siquiera, política.
Sobre ella la senadora panista Kenia López Rabadán acusó que es militante fundadora de Morena desde 2014, como se acredita en el padrón de militantes que se puede ver en la página del INE. Asimismo, Puga Luévano fue candidata a regidora en San Nicolás de los Garza, Nuevo León, por ese partido, como muestra la página de la Comisión Estatal Electoral de ese estado. Además, indicó la legisladora, su hermana fue presidenta de Morena en Nuevo León.
El otro designado por Piedra Ibarra es Ernesto Isunza Vera, doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y profesor-investigador del CIESAS desde 1998 y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Isunza Vera es, también, un seguidor de López Obrador, como se puede ver en su perfil de Twitter (varios periodistas y articulistas no alineados con el gobierno mostraron su sorpresa cuando intentaron ver su cuenta y encontraron que el académico del CIESAS los había bloqueado), donde se pueden observar su apoyo a los partidos de izquierda en Argentina, Brasil y Colombia, así como a Podemos, por ejemplo, y su respaldo a las políticas del tabasqueño, entre ellas su ataque al INE.
Así, por ejemplo, entre sus retuits están los de un mensaje de José Merino, funcionario del Gobierno de la Ciudad de México, contra el Pacto por México; otro sobre el “apoyo popular” en la marcha de apoyo al presidente de finales de noviembre, y uno más de Ariel Rodríguez Kuri sobre las marchas del mes pasado: “Paradoja: los de la marcha del domingo 14 no aman al presidente pero sí al presidencialismo; los del otro domingo aman al presidente pero están acabando con el presidencialismo”, y un video del propagandista oficialista Álvaro Delgado contra la marcha de apoyo al INE, entre otros.
Asimismo, en redes sociales se mostraron capturas de pantalla de tuits en los que se observa la preferencia de Isunza Vera por las políticas de López Obrador y en contra de los partidos de oposición.
Tras conocerse las dos designaciones de la CNDH, seis integrantes del Consejo Consultivo del organismo expresaron en una carta que fueron hechas “en total opacidad” y sin enterar a ninguno de ellos, lo que va contra el propio lineamiento que se había establecido: “La CNDH se propone la mayor apertura de información al respecto y aportar a la máxima publicidad que reclama la elección de quienes tendrán en sus manos la credibilidad, legalidad y legitimidad de las siguientes elecciones, haciendo públicos estos criterios”.
Los consejeros denunciaron el incumplimiento de ese compromiso y destacaron: “Es indispensable que las personas designadas cumplan con el perfil e imparcialidad político-partidista que esa alta responsabilidad demanda y de no ser así, la CNDH reemplace dichas designaciones por las personas idóneas”.
Después de conocerse las denuncias de la senadora panista y de los consejeros, la CNDH les dio respuesta en un comunicado en el que afirma que sus nombramientos cumplen con lo establecido en la Constitución, en la ley y en el acuerdo respectivo de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados. Y no sólo ello, sino que hasta consideró otras condiciones más, como no haber ocupado cargos directivos ni candidaturas en los últimos cuatro años, ni puesto en los institutos electorales en los últimos 14 años.
También manifestó que no hay prescripción legal para que la presidente del organismo consultara el asunto con el Consejo Consultivo, y denunció la pretensión de “algunos actores políticos, los mismos de siempre, lamentablemente secundados por los consejeros consultivos, por sostener una campaña de descrédito para aparentar que en la CNDH hoy no se respeta la ley y se toman decisiones de manera arbitraria e incluso autoritaria”.
En su comunicado la CNDH también recordó su participación en el Comité Técnico de Evaluación en el proceso de 2020, pero omitió mencionar que entonces en un principio designó a Carla Humphrey y a John Ackerman en medio del escándalo y la confusión. La primera rechazó el nombramiento porque quería se consejera del INE (lo que a la postre logró), por lo que tuvo que ser sustituida por la periodista Sara Lovera. Finalmente, aquello resultó en un escándalo por la actitud provocadora de Ackerman, que fue descrita por Lovera en un texto publicado en Proceso.
No está de más recordar que la CNDH ha formado parte muy activa de la ofensiva gubernamental contra el INE, pese a que constitucionalmente tiene prohibido inmiscuirse en la materia electoral, para lo cual incluso le ha inculpado de hechos ocurridos entre 1951 y 1965.