La esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador presentó este martes su libro “Feminismo silencioso” en la plancha del Zócalo capitalino, que fue resguardada por elementos de seguridad pública, con vallas propiedad del gobierno y al tiempo que el evento fue transmitido por las redes sociales de la Secretaría de Gobernación y el Sistema Público de Radiodifusión.
El evento se convirtió, además, en foro de lucimiento para AMLO, pues una desconocida organización llamada “Hasta siempre, presidente”, colocó figuras de cartón de tamaño natural con tal leyenda, la imagen de AMLO y un corazón, además de repartir volantes con ese mensaje.
El secretario particular del presidente, Alejandro Esquer, se encargó de parte de la logística del evento, para el que se montó una carpa, se colocaron sillas, una mesa de honor y se imprimió una lona gigante. Además, se instaló un equipo de sonido para la autora y sus invitados, entre los que estuvo la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez y el escritor Pedro Miguel.
Ello, en abierta contradicción con lo que la autora ha dicho sobre la esencia de su libro: cómo decidió mantenerse por completo al margen de la labor de su esposo, el presidente, sin incidir en el gobierno, sin cumplir el rol de “primera dama”, manteniendo–según ella—un bajo perfil y, sobre todo, luchando por seguir siendo ella misma al margen de las imposiciones sociales que esperan de la esposa de un presidente ciertas actitudes y estereotipos.
El núcleo de la “reflexión del yo” que hace Gutiérrez en su libro es su supuesta liberación de la carga que representa ser la esposa de un gobernante. No obstante, como pudo observarse a lo largo del sexenio, ese deslinde no implicó dejar de recibir privilegios tales como una escolta militar y viajes con cargo al erario, supuestamente para cumplir algunas encomiendas oficiales que en absoluto le correspondían.
“Sigo reflexionando cuál es mi lugar en esta historia”, ha declarado Gutiérrez en diversas entrevistas. También ha dicho que el libro es un “homenaje” a las mujeres ignoradas y olvidadas, para que no olviden “el gran poder que tienen”. No obstante, no se le puede contar en todo el sexenio una sola acción afirmativa de los derechos de las mujeres, sino justamente, un silencio aval de los diversos abusos cometidos por su esposo en contra de los derechos de las mujeres.
Por ello, para nada se puede admitir que Gutiérrez haya ejercido un “feminismo silencioso”, sino en todo caso, un silencio cómplice.
Tampoco le viene bien ponerse como vocera de las mujeres menos favorecidas, pues en el sexenio y este día se mostró en la cúspide del privilegio. Rodeada por toda la clase política, cobijada (por órdenes de su esposo), por todo el aparato oficialista que se puso en marcha para apoyarla en un evento que, de acuerdo con los usos de la industria editorial, tuvo que ser pagado por la casa editora y no por el gobierno.
Desde temprana hora de este martes, en el Zócalo se implementaron medidas para el evento. El presidente hizo la invitación a toda la ciudadanía a asistir. Se anunció en redes sociales que acudiría todo el gabinete en “apoyo” a la esposa del presidente.
A pesar de que públicamente tanto AMLO como Gutiérrez han hablado de que hay un distanciamiento entre ellos, pues no vivirán juntos terminando el sexenio, salieron tomados de la mano de Palacio Nacional para entrar a la carpa instalada justo al frente del recinto.
Desde varias horas antes, los medios de comunicación reportaron los empujones y jaloneos de las personas que acudían a ver de cerca al presidente y que se tomaron la foto con las imágenes tamaño natural colocadas en puntos visibles.