En una admisión que ha dejado perplejos a los mexicanos, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio la razón a sus críticos al admitir que supo de la gravedad de Otis desde mucho antes de las 6 de la tarde y que incluso pensó en dar un aviso “más fuerte”, pero que decidió que mejor no.
En su conferencia de esta mañana, puso en pantalla el tuit que envió a las 8:15 de la noche del 24 de octubre, en donde anunció que Otis entraría con categoría 5 esa madrugada. Y admitió que lo supo con antelación, pero que dio el anuncio hasta la noche del martes 24.
“Fue muy fuerte, mucho muy fuerte, es categoría 5, fíjense. Yo estaba pendiente por la evolución de tormenta tropical, luego 3, 4 y luego 5, y estaba pendiente, y recibí el reporte de las 6, luego otro reporte con esos aviones cazahuracanes hablando de que se iba a intensificar y puse un mensaje como a las 8 de la noche”.
El cinismo es propio de los tiranos. Horas antes del huracán en Guerrero, el propio López Obrador dice que en su tuit iba a poner que “viene cañon pero dije no, con esto basta”.
El presidente no es responsable de los fenómenos naturales, es responsable de que los pobladores no… pic.twitter.com/aN9TzAyAiB
— Marco Levario Turcott (@Arouet_V) November 8, 2023
Según un tuit colocado por la Conagua el 24 de octubre, se sabía desde la 3 de la tarde que Otis venía con categoría 3 por lo menos. AMLO sabía, a las 6 de la tarde, que sería categoría 5 y espero dos horas y 15 minutos para lanzar un simple tuit, en lugar de coordinar esfuerzos y lanzar un mensaje en todos los medios posibles.
Agregó, con sonrisa satisfecha, que pensé en decir que venía “cañón”, pero que lo pensó mejor y dijo “con eso basta”.
Así, reveló que no obedeció a protocolo alguno, sino que aplicó su personal criterio para alertar a toda una región que en breves horas se vio arrasada.
Además, dijo que, aunque en su tuit puso que Otis entraría a las 4 de la mañana, en realidad lo hizo a las 12:30 de la noche.
Y fue cuando, con expresión satisfecha, dijo la mayor barbaridad, si cabe, que ha dicho en toda su administración:
“Cuando estaba escribiendo pensé en decirlo más fuerte: o sea, viene cañón, algo así, pero no, con eso basta”, relató, como si en realidad hubiera bastado.
Agregó que daba esta explicación para que sus “malquerientes” vieran que sí avisó, por más que un tuit no equivalga a una operación gubernamental en los tres niveles, ordenada y coordinada por el presidente.
Aparentemente, para el presidente en serio eso es una explicación satisfactoria, que se suma a las veces que ha dicho que en Acapulco “tuvimos suerte” y que esta tragedia demuestra que México “está bendito” porque todo pudo ser peor. Es que según él, no hubo “tantos muertos”.
Este miércoles, también dijo que en Acapulco “siempre he ganado elecciones” y que este estado recibe muchos apoyos del gobierno federal, con lo que claramente dijo que no le preocupa el efecto que la tragedia tenga en las elecciones del 2024.
Y reiteró la mentira de ayer: que desde la tragedia, lleva cuatro visitas a Acapulco. Lo cierto es que nadie lo vio en ninguna parte.
ofv
