En línea con el ataque enderezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador contra Carlos Loret de Mola, Jenaro Villamil quiso presentarse como autoridad en la detección de mentiras y montajes, pero carece de credenciales para ello, como lo acredita su propia trayectoria, ya que ha incurrido en ellas en innumerables ocasiones.
El pasado martes Andrés Manuel López Obrador hizo referencia al montaje de la detención de Florence Cassez e Israel Vallarta para atacar a Carlos Loret de Mola. La tarascada presidencial fue respondida en Twitter por el periodista.
“Yo no tengo nada que esconder. El que tiene mucho que esconder es el presidente López Obrador y por eso ya anunció que mañana montará un showcito con ataques. Otra cortina de humo. Que se deje venir. Pero que luego ya se ponga a gobernar”, tuiteó Loret de Mola.
Esto dio lugar a una contrarrespuesta de Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, quien afirmó que “los telemontajes son un delito. Son un engaño a la audiencia. Una violacion al debido proceso. Una vergüenza que cualquier comunicador o periodista que se respete debe rechazar. Usted, señor @CarlosLoret, es una cortina de mentiras”.
Este miércoles, tras la continuación de la ofensiva en contra de él en la conferencia de prensa presidencial (en la que participó Villamil), Loret de Mola comentó: “La embestida no es por Cassez-Vallarta. Es por Pío, Felipa, Epigmenio, Bartlett, Irma Eréndira… para no dar a la sociedad una explicación sobre una vacuna no aplicada, revive un caso de hace 16 años del que no me di cuenta y por el que desde entonces me disculpé públicamente”.
En un video Loret de Mola acusó que el presidente montó una embestida en su contra porque no ha podido desmentir los reportajes que ha presentado en Latinus.
Villamil volvió a la carga: dijo que Loret de Mola no fue el tema y le pidió controlar su ego. Y regresó a un tema en el que nunca deja de fallar: “El tema es cómo detectar y enfrentar mentiras y montajes difundidos en medios masivos y en medios cibernéticos. El tema fue las consecuencias jurídicas del caso Cassez-Vallarta que llegó hasta la Suprema Corte”.
Ocultamientos
Lo curioso al respecto es que, efectivamente, el funcionario dedicó buena parte de su presentación a atacar directamente al conductor de Latinus con sus dos ejemplos de telemontajes: Cassez y Frida Sofía. Esto era lo central y la línea que había tirado un día antes López Obrador con mucha claridad.
Que el presidente haya escogido al director del SPR para continuar la tarascada contra Loret de Mola no fue una buena decisión, porque las repetidas y constantes mentiras, trampas, triquiñuelas y hasta equivocaciones de Villamil han sido exhibidas una y otra vez.
Esta mañana, en el caso de la niña Frida Sofía destacó a Televisa y a sus conductores, Carlos Loret de Mola y Denise Maerker, y se limitó a mencionar que varios otros medios también hicieron eco de aquello. Entre los nombres que se ahorro estuvo, por ejemplo, Aristegui Noticias.
Son ocultamientos que en el caso de Villamil no son para nada gratuitos sino trampas perfectamente planeadas: en su introducción a la proyección del video del montaje de la AFI sólo se refirió a Televisa y, en específico, a Loret de Mola, pero cuidó mucho no mencionar a la otra televisora que emitió el montaje: TV Azteca, empresa de Ricardo Salinas Pliego, cuya cercanía con López Obrador es evidente. Un día antes el presidente también evitó mencionar a esta televisora, al igual que Hugo López-Gatell, quien intervino para involucrar a Milenio y 24 Horas.
No está de más recordar que hace algún tiempo Villamil fue crítico con TV Azteca, pero la línea es la línea.
Por supuesto, Villamil tampoco quiso mencionar que, pese a todas las evidencias que existían antes (incluso una declaración de Genaro García Luna), cuando ocurrió la liberación de Cassez López Obrador no mencionó nada de montaje y prefirió atacar a la francesa, al gobierno de Peña Nieto y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Villamil hizo de su pecho una bodega en la conferencia de prensa de este miércoles.
Si le conviene, Villamil está dispuesto a convalidar y difundir engaños. Así ocurrió, por ejemplo, cuando López Obrador y el vocero de la Presidencia de la República, presentaron un documento atribuido a un supuesto Bloque Opositor Amplio (BOA), cuya autenticidad nunca ha sido comprobada.
El 9 de junio de 2020 el presidente y su vocero presentaron, con gran alharaca, un “documento confidencial” titulado Recatemos a México, resumen ejecutivo un supuesto proyecto para quitarle a Morena la mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones de 2021.
Al ser inquirido sobre quién proporcionó el documento, en aquella conferencia de prensa el presidente dijo que no sabía, pero que le llamó la atención que llegaron dos documentos a Palacio Nacional, pero que seguramente fue un simpatizante.
Por su parte, en un tuit Ramírez Cuevas dejó más claro el asunto de cómo llegó el documento a ellos: “El pdte. @lopezobrador_ difundió un documento llegado a Palacio (cuyo origen y autenticidad desconocemos)…”.
Sin preocuparse mucho por ello, Villamil le dio total legitimidad a un papel que quién sabe cómo había llegado a Palacio Nacional. Pese a que en un tuit señaló que el BOA era presunto, en su Posmañanera, el espacio de Facebook en el que Villamil se dedica a amplificar y aumentar la inquina que López Obrador emite en su conferencia de prensa diaria, le dio credibilidad a un documento de dudosos orígenes.
“Es la BOA y quiere picar, y quieren organizar ya la toma del poder a partir de 2021. Pero es parte de lo que estamos viviendo, de una especie de epidemia, de desesperación de los sectores que no son de la 4T”, dijo, y luego comentó en serio aquel documento del que nunca se confirmó autenticidad ni origen, ni tampoco la existencia de tal grupo. Un periodista con un mínimo de seriedad hubiera empezado por esto último: verificar si no se trataba de un montaje. Villamil no lo hizo, al igual que Ramírez Cuevas.
Trucos
El exreportero de Proceso no se ocupa ni se preocupa en comprobar los documentos que recibe y hasta los reproduce con su firma. Poco antes de que ocurriera el montaje de la AFI, en octubre de 2005, en algunas redacciones fue entregado, de forma anónima, un documento sobre un acuerdo entre Televisa y Enrique Peña Nieto para hacerlo presidente de la República.
Como relató el director de etcétera, Marco Levario, aquel documento llegó al buzón de la revista, lo que dio origen a una investigación propia. Pero Levario también relató que aquel texto fue recibido también en otros lugares. Así, fue publicado por Proceso como si fuera un reportaje, montado y firmado por Jenaro Villamil. La reproducción de lo que allí decían anónimo/Villamil posteriormente le costó a The Guardian una querella legal de Televisa.
Uno de los casos más famosos de montaje periodístico fue el que hizo Villamil contra Joaquín López Dóriga en 2015. En Proceso publicó un reportaje basado en la imagen trucada de un cheque que, según el hoy funcionario, había sido emitido por la Secretaría de Finanzas a favor del periodista por 464 mil pesos.
Proceso, confiando en Villamil, afirmó que tenía copia del cheque, pero en realidad no contaba con ella. La prueba de su reportero era sólo una imagen que circulaba en internet, y que era la modificación tramposa e interesada de un documento del Gobierno de Jalisco en beneficio del municipio de Teocaltiche.
En 2018 Villamil cayó en el garlito de un bromista llamado Luis Ramírez, que decía haber sido un peñabot y que publicó su “confesión” en redes sociales. A tan buena fuente Villamil no sólo le dio credibilidad sino que la difundió en Twitter y hasta montó un texto en Proceso. Ramírez reveló que era una broma y hasta recomendó: “Espero que esto les sirva de lección para no creer todo lo que leen en Internet”.
En 2015 en Twitter difundió una imagen falsa, tras lo cual escribió: “No se reconocer las imágenes fotoshopeadas aun” (sic). Después ha seguido con esas prácticas en esa red social, como cuando, en 2020, atribuyó a Sor Juana Inés de la Cruz el poema de una escritora argentina publicado en 2013.
En su defensa del gobierno actual, Villamil exigió al Instituto Nacional Electoral, en el marco de otra conferencia de prensa presidencial, que auditara cuentas de redes sociales de partidos agrupaciones, políticos y hasta de campañas contra el gobierno. El organismo electoral le tuvo que aclarar que eso ya se hace desde hace años.
Igualmente, hace unos días etcétera mostró el convenenciero “concepto” de “chayote” que sostiene Villamil: para defender a comunicadores que coinciden con sus intereses, dijo que cuando hay contratos y créditos no hay chayote. Pero apenas hace medio año decía exactamente lo contrario, pero ahora tuvo la necesidad de montar un escenario conceptual ad hoc para sus amigos.
También hay que mencionar que Villamil participó recientemente en la presentación de uno de los proyectos propagandísticos de John Ackerman, Tlatelolco Lab, financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y hospedado por la UNAM.
Asimismo, es insólito que, con sus antecedentes, Villamil haya participado como ponente en el curso Periodismo digital y combate a las fake news, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad, dirigido por Ackerman.
Los anteriores ejemplos de una lista que no es, ni remotamente, exhaustiva, sirven para dejar muy claro que Jenaro Villamil no es referente profesional ni ético del periodismo.
https://twitter.com/jenarovillamil/status/647635869017358336