Aunque ayer acudió a la celebración por el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hoy el exmandatario de Uruguay, José Mujica, evitó hablar del presidente mexicano durante una conferencia de prensa en la Universidad Iberoamericana. Comentó: “Estúpido sería de mi parte no ser dueño de mi silencio. Me formé una idea, pero no voy a incidir en el destino de la política mexicana. Permítanme reservar mi opinión”.
Agregó: “No quiero hablar de López Obrador porque no me conviene. Tengo que respetar la casa donde estoy, porque tengo que desearle suerte y comprensión al pueblo mexicano, que ¡vaya que tiene problemas!, para que yo venga a tirarle más problemas todavía sin ayudarlo a solucionar ninguno”.
Ante la insistencia, el recién electo senador dijo que el mandatario mexicano le parece un hombre “afable y simpático”, deseó a México un futuro con mayor entendimiento y tolerancia.
Pero también habló de la victoria de López Obrador en 2018, sobre la que expresó que no es que los mexicanos “se volvieron de izquierda masivamente de un día para otro, sino que estaban hartos, que no es lo mismo”.
Mujica expresó que el presidente norteamericano, Donald Trump, no debió cometer el disparate de decir que se declararía como grupos terroristas a los cárteles mexicanos de la droga. Y, al respecto, agregó que Trump “tiene una enorme capacidad de sorprendernos todos los días con su Twitter, y entre las sorpresas, demasiado frecuentes, hiere ciertas tradiciones latinoamericanas y, obvio, mexicanas”.
Al referirse al encuentro que sostuvo en la capital mexicana con Evo Morales, dijo que “fui a ver un latinoamericano que está dolorido en un rincón de México”. Y alabó la política de asilo: “México siempre recibió de brazos abiertos a los que venían del mundo. Es casi una constante”.
Sobre la crisis política en Bolivia, expresó que “parece que hubiera una salida más o menos democrática. Tal vez no sea lo mejor, pero parecería que fuera posible, sobre todo para que Bolivia no se encierre en la intolerancia”.
Al referirse a los recientes comicios en su país, en las que su partido, el Frente Amplio, perdió las elecciones presidenciales, Mujica dijo que las razones de la derrota son varias: por una parte, a “que las sociedades contemporáneas están muy ansiosas. Hay un inconformismo latente que es consecuencia de la etapa cultural que nos toca vivir”.
Por otra parte, mencionó que su país tiene “la economía congelada porque tenemos dos países vecinos enfermos”, en alusión a la situación de Argentina y Brasil.
A lo anterior añadió que “después de 15 años, tal vez el gobierno enlentece, hace mal”, además de la carencia de respuestas eficaces a las demandas sociales.
Y advirtió: “No necesariamente los cambios son progreso; a veces se puede cambiar para estar peor”.
También manifestó su preocupación sobre el papel que desempeñará América Latina en el mundo, que “se está reorganizando alrededor de gigantescas unidades, de colosales países multinacionales”, lo que ejemplificó con los casos de China, India y la Unión Europea.
“La gran pregunta es: ¿qué van a hacer los países latinoamericanos en ese mundo, atomizados en un conjunto de repúblicas? Ahí es donde está el gran dilema”, cuestionó el exmandatario, quien se pronunció por la integración de un nuevo bloque iberoamericano.
Al respecto, Mujica criticó el desempeño de la Organización de los Estados Americanos (OEA), del que mencionó que “es realmente lamentable. No creo que por ese lado haya alguna construcción de una nación latinoamericana. La visión de América Latina desde Washington no es la misma que la de nuestros pueblos indígenas”.
Esa unión que propone, aclaró, no significaría la desaparición de los Estados-nación, sino la formación de un paraguas común que defienda a los países de la región.