Abraham Mendieta es uno más de los facilitadores del régimen autoritario que se está gestando en México

Abraham Mendieta es una pequeña pieza de la propaganda del gobierno y, por ello, un ejemplo de su ideología y sus pretensiones. En el siguiente tuit recomienda a críticos y opositores al gobierno ganar elecciones para impulsar leyes. Abraham Mendieta cree que eso posibilita dinamitar las instituciones, violar los procedimientos jurídicos y aplastar a la oposición. Es decir, cree que tener mayoría da el derecho a aplastar la democracias.

La fórmula es conocida. Con mayor nitidez y dramatismo, desde el 5 de marzo de 1933, cuando Adolfo Hitler ganó las elecciones ensalzando una raza y hablando de un pueblo destinado a la gloria. Es decir, suscitando el nacionalismo extremo. Cuando Hitler llegó al poder creyó que la mayoría le daba derecho a socavar instituciones y eliminar al otro. España tuvo otro camino por esos años, lo sabe Abraham Mendieta, cuando Franco engrandeció mediante proclamas a España y luego fortaleció al Ejército para evitar cualquier reducto opositor.

Desde entonces a la fecha la vía es conocida: llegar al poder a través de instituciones y procedimientos democráticos para después demolerlas y mantener el poder en el nombre de la mayoría aplastando a las minorías que siempre representan el mal porque tienen fines malvados que atentan contra la constitución de la tierra prometida que los grandes líderes autoritarios siempre creen encarnar y para lo cual siempre tienen súbditos que expanden el mensaje. ¡Rediez!

En América Latina, la dinámica es clara. El líder se presenta a elecciones como salvador de un país podrido por la corrupción e incentivando el nacionalismo sin una ideología clara, así como Franco, entre religiosa y laica, y sobre todo nacionalista. Hugo Chávez es un ejemplo claro. Y lo que pasa en México, con las singularidades de nuestra historia y un mesías tropical, también es claro. El gobierno de López Obrador no se va a detener en aplastar con la mayoría sino que la ruta es aplastar cualquier disidencia. Desde que comenzó este sexenio está en marcha la demolición de leyes e instituciones y, junto con ello, la desaparición de la oposición. Por eso, en el discurso oficial, ésta siempre es ilegítima, tiene fines aviesos, contrarios al pueblo que encarna López Obrador y debe desaparecer. En el régimen autoritario de los años 70, los gobiernos no reconocían a la oposición más que a partidos que aparentaran serlo, el PPS y el PARM, como lo son ahora el PT y el PVEM.

Abraham Mendieta es uno más de los facilitadores del régimen autoritario que se está gestando en México, tan despiadado como el franquismo en España. Pese al drama, sin embargo, no deja de ser divertido verlo aquí, promoviendo la buena nueva del mesías tropical, con el mismo donaire de la conquista española que, escupiendo fuego y regalando espejitos, creyó que el engaño duraría para siempre.

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