domingo 07 julio 2024

AMLO y Blackrock

Esta semana el presidente López Obrador hizo algo que ya había hecho: presumir su buena relación con Larry Fink, el “CEO” de Blackrock. AMLO está orgulloso de que Fink le dijera al secretario de Hacienda que el manejo obradorista de la pandemia fue muy bueno porque… no se gastó ni se endeudó para enfrentarla. Es una cosa desquiciada.

¿Qué es Blackrock? ¿Un partido comunista, una rama chavista, un movimiento progresista, un grupo ambientalista, una fundación de los socialdemócratas nórdicos, una empresa con “dimensión social”? No. Blackrock es uno de los llamados fondos de inversión, el más grande del mundo, y uno de los máximos representantes de un tipo de capitalismo, el capitalismo financiero transnacional que quiere Estados lo más inactivos que se pueda –el neoliberalismo, pues.

México es un país con capas históricas surrealistas pero hoy multiplica las capas de realidad idiota para idiotas: trapos como “Sin línea” y “El soberano”, porque no son editorialmente soberanos sino seguidores de la línea presidencial, de inmediato “repercutieron” la nota (ésa sí es nota oficial), con lo que dieron autoridad ética-moral y técnica-económica al neoliberalismo que dicen odiar y haber matado. “Lo hicimos excelente en la pandemia”; claro, si lo dice Blackrock… La locura. El tal Attolini, porque miente o no entiende, se desvive desacreditando a Laurie Ann Ximénez por trabajar donde trabaja pero publica una nota que espuriamente la da la razón económica a Blackrock, mientras el cortesano se viste de rebelde izquierdista. 

Otro trapo, “Polemón”, afirmó con el orgullo del que se arrastra sin ver: “hasta Blackrock reconoce que fue la mejor decisión”. Es una cita. ¿“Hasta” Blackrock “reconoce” que lo “mejor” es que el Estado no haga lo que debe hacer desde cualquier perspectiva que no sea antisocial? Pero si eso, exactamente eso, es lo que en primer lugar propondría y defendería con eufemismos algo como Blackrock. Gómez Naredo, como siempre, va por ahí hundido en la confusión; se le explica: lo que a final de cuentas quieren entes como Blackrock es que el Estado haga lo menos posible, regule lo financiero no sin exceso sino lo menos posible también, gaste sobre todo en seguridad para las grandes empresas, es decir, gaste para ayudarlas, y por eso las ayude directa e indirectamente. Todo cubierto con el manto retórico de “la libertad”, a la Salinas Pliego, cuando a esas empresas financieras no les importa ninguna libertad que no sea la suya (si la preocupación no es por la libertad real de todos, no sólo de ricos o empresarios, no es liberalismo verdadero, que puede y debe ser una filosofía que se actualice con aprendizaje histórico sobre lo que sirve y no sirve para la libertad de todos). Falsos liberales, como López Obrador, quien también es un falso izquierdista. El presidente presume orgulloso los elogios que salen de una catedral del lucro a como dé lugar, y sus paleros aplauden como sea, sin o con sus fotitos de Lenin o quien sea –otra idiotez mientras trabajas para este gobierno.

¿Los obradoristas están difundiendo que a su jefe lo elogia un jefe anti-izquierdas y con ese elogio pretenden atacar y callar a “los neoliberales de la oposición”? Sí, eso dije, eso hicieron. Están tan moralmente perdidos y mentalmente muertos que para ellos refutar y ser mejores que el dizque bloque opositor es lo mismo que hacer –primero, más o “mejor”- lo que dicen que hacían y harían en su noche los malditos neoliberales. Ni más ni menos: “ustedes son neoliberales, a nosotros nos felicita hasta el neoliberal Blackrock, Blackrock es ciencia económica, somos superiores a ustedes, somos antineoliberales”. En el México del surrealismo empeorado con obradorismo ser de izquierda es no gastar el dinero público necesario para resolver problemas públicos, es no endeudarte para evitar muertes físicas y patrimoniales de clases bajas y medias pero sí para construir refinerías y clientelas, y más de medio millón de muertos son un éxito epidemiológico. Es la misma fantasía discursiva con la que rodean la realidad fáctica de la militarización: desgañitarse diciendo que no hacen lo que hacen, gritando que otros hacen lo que ellos mismos están haciendo. ¡La 4T va!

Lo digo desde 2006: AMLO no es de izquierda, es un tipo de priista. Lo digo desde el primer año de presidencia obradorista: AMLO destruye algunas cosas, quiere destruir otras que debería conservar (INE) y algunas que debería destruir las conserva (política fiscal, “guerra contra las drogas”, cuatismo capitalista, desigualdad extrema, corrupción, etc.). Y lo dije desde que se presentó su primer “plan” económico contra la pandemia, en abril de 2020: lo de AMLO “contra” la pandemia fue el no-hacer neoliberal. Y antikeynesianismo puro. Fue la irresponsabilidad, visto el problema desde la izquierda y la salud pública. Una irresponsabilidad disfrazada de responsabilidad financiera: El mamarracho presidencial Eso es lo que vería bien Fink y Blackrock. 

La 4T va… engañando a muchos, confundiendo todo y empeorando más.

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