Beatriz Paredes Rangel:
Hace unas horas, en Durango, usted señaló que tenía mayor experiencia que los otros dos candidatos del Frente, y las manos limpias.
Su carrera como legisladora y militante de su partido ha sido prolífica, sin duda. Aunque en la gestión de las políticas públicas ello se delimite a ser gobernadora de Tlaxcala, durante poco más de cinco años, entre 1987 y 1992, durante el régimen de partido único del que usted es emblema. Es decir, hace más de 31 años, en un país muy distinto al que ahora vivimos. Tan distinto, que esa experiencia suya en la conducción de las políticas públicas a eso de reduce, a la experiencia de una mujer relativamente joven que ahora tiene más del doble de edad de la que entonces tenía.
Ahora tiene 69 años y no sé qué tan diezmada su salud, seguramente usted con toda transparencia nos lo hará saber muy pronto. Lo que sí podemos decir es que, además de mucha energía para gobernar al país, se requieren conocimientos actualizados. Si hoy una persona dice que tiene experiencia en componer televisiones porque lo hizo hace 31 años con los aparatos de bulbos, habría que descartar esa “experiencia”. No sólo sus destrezas resultan anacrónicas sino, seguramente, su lenguaje y sus prácticas. En su caso, ese lenguaje chicloso, poco claro y lleno de implícitos que deja al otro la carga de su imaginación y especulación. ¿Se refirió usted a alguien cuando dijo que tenía las manos limpias para luchar contra la corrupción? Si no lo hizo, sabe bien, porque en esto la experiencia sí ayuda, que habría deducciones que, además, a usted la relevan de la carga de la prueba.
Hasta donde yo veo, no sé usted, Santiago Creel y Xóchitl Gálvez también tienen las manos limpias. Más aún, en el caso de la senadora, usted sabe muy bien que ha estado sujeta a una serie inclemente de ataques que la difaman llamándole corrupta. Usted aprovechó la vileza de esos ataques para autopromoverse desde el partido que hizo de la corrupción y las componendas de espaldas a la sociedad, su forma de actuación. Por cierto, usted, con inteligencia, se ha deslindado de esas trapacerías aunque su carrera se fraguó en el PRI, el mismo partido que ha mostrado músculo territorial y la tiene disputando la candidatura a la presidencia.
Regreso al punto: no me parece correcto que usted aprovechara la vileza de los ataques contra Xóchitl Gálvez. Es como si dijéramos que usted es corrupta porque el PRI ha sido corrupto o porque usted fue embajadora en Cuba cuando Carlos Salinas era el presidente de México.
Por último, donde usted sí tiene experiencia es en la tribuna y la oratoria. Una típica escuela del PRI, pero necesitamos algo más de eso, para lo que usted tiene una experiencia de 45 años, necesitamos ideas de futuro claras. No es cierto que el presidente López Obrador sea un “accidente” de la historia. Mire que fácil. No. Él, priista de pura cepa, accedió al poder también por las trapacerías del PRI y el PAN, porque la ineficacia y la corrupción tienen viejas calendas.
Saludos
