México está a punto de padecer las elecciones más ridículas de su historia. En junio podremos votar por celebridades de segundo rango en el futbol, la lucha libre o los concursos de belleza, o por acusados de violación o narcotráfico. Una de las candidatas, la legendaria Paquita la del Barrio, inmortalizó la frase que deberíamos escribir en la boleta: “¿Me estás oyendo, inútil?”. ¿Alguien escucha a la ciudadanía?
En lo que eso ocurre, una delegación zapatista navegará a Europa para conmemorar los 500 años de la caída de Tenochtitlan sin ánimo revanchista, con un diálogo en la diferencia. Desde 1994 el zapatismo ha hecho versátiles propuestas. A los pocos días del levantamiento, depuso las armas y buscó la autonomía indígena por vía legal. No se trataba de fracturar al país, sino de encontrar una articulación más justa para los pueblos que han sufrido un despojo secular. En 1996 firmaron los Acuerdos de San Andrés con el gobierno de Zedillo, pero el Congreso no los convirtió en ley. En 2001, cuando la alternancia democrática auguró un cambio, emprendieron la “Marcha del Color de la Tierra”. La comandanta Esther habló ante el Congreso y pidió que las leyes entraran en vigor, pero ningún partido quiso honrar los Acuerdos ya firmados. Los zapatistas volvieron a sus territorios y en situaciones de precariedad transformaron la educación, la salud y la justicia, protegiendo la ecología y fomentando la equidad de género. El éxito de las Juntas de Buen Gobierno hizo que personas ajenas a esas comunidades dirimieran ahí sus contenciosos.
En 2017, el EZLN apoyó a María de Jesús Patricio Martínez como candidata independiente a las elecciones de 2018. No se buscaba una cuota de poder, sino una tribuna para una vocera de los pueblos originarios. Las discriminatorias condiciones para recabar firmas (hechas con teléfonos inteligentes ajenos al poder adquisitivo de las comunidades) impidió esa aventura.
El trayecto del EZLN ha pasado por significativas modificaciones, desde su repudio a las armas hasta la extinción de la figura del subcomandante Marcos, que alcanzó rango mediático mundial. En un giro insólito, Galeano se convirtió en simbólico albacea de los escritos de Marcos y hoy cumple el papel de comentarista de un movimiento que acompaña, pero no dirige.
“Vamos despacio porque el camino es largo”, han dicho los zapatistas. En agosto de 1994, unas 600 personas nos reunimos en la selva tojolabal para conocer a los rebeldes. En su excepcional discurso, Marcos se refirió al presídium como el puente de mando de un navío e hizo alusiones al barco en la selva de Fitzcarraldo y al Arca de Noé. El cielo entró en sintonía con sus palabras y un diluvio digno de la Biblia o Cien años de soledad cayó sobre nosotros. La lona se vino abajo y rodamos entre el lodo. Interrogado sobre el punto débil del encuentro, Marcos respondió con ironía: “la lona”.
La reunión de hace 27 años prefiguró lo que está a punto de ocurrir. El próximo lunes 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, patrona de los mayas en la Guerra de Castas, siete zapatistas zarparán a Europa. El barco se llama La Montaña y revela que la geografía es portátil.
Los tripulantes (cuatro mujeres, dos varones y un otroa sin definición binaria) se prepararon para la expedición en una réplica del barco, hecha en la selva, a la que sólo le faltaba el agua. Si los astronautas han buscado vida en el espacio exterior, los zapatistas indagarán un mayor misterio: ¿hay vida en la Tierra?
El cambio climático ha puesto al planeta al borde del colapso. Quienes protegen las milpas desde abajo y piden perdón por plantar una semilla, emprenden esta travesía en busca de respuestas globales a la explotación inmoderada de la naturaleza.
Los siete de la tribu hablan tojolabal, cho’ol, tzeltal y tzotzil, lo cual quiere decir que también hablan español, pues todos los indígenas de México son, por lo menos, bilingües. Cumplirán así el sueño de Cervantes, que aspiró a un puesto en el Soconusco: lo que el maestro no pudo decir de Chiapas lo dirán los quijotes chiapanecos.
El primero o primera en desembarcar será Marijosé, otroa que representa la diversidad y que bautizará el lugar como Slumil K’Ajxemk ‘Op: “Tierra insumisa” o “Tierra que no se resigna”.
Otro mundo es posible, y comienza en lunes.
Este artículo fue publicado en Reforma el 30 de abril de 2021. Agradecemos a Juan Villoro su autorización para publicarlo en nuestra página.