EN EL DÍA TRAS DÍA (19) (Peña Nieto, el mensaje y el mensajero)

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Los distractores son parte de la política y es difícil que alguien no caiga en la tentación de utilizarlos en política porque además son multiusos.

Quien está en el ejercicio del poder maneja el tránsito porque tienen los elementos a la mano para darle giro a las cosas y hacer pasar de largo lo que está causando problemas.

No siempre lo logran, pero si tienen claros los escenarios y bien medido lo que sienten los ciudadanos difícilmente les falla.

¿Es un distractor la Información de la UIF sobre Luis Miranda, hombre muy cercano a Peña Nieto, o ya tienen lo suficiente para proceder legalmente?

Es muy probable que se junten las dos cosas. El gobierno está pasando por uno de sus momentos más complicados y una investigación sobre personajes tan señalados y expuestos le viene bien en medio de una transición que no sabemos en qué pueda terminar.

Lo que es un hecho es que el expresidente vive bajo el deterioro. Todo lo que se haga o se diga en su contra va a contar con el apoyo colectivo. A partir de la desaparición de los normalistas en Iguala, su imagen entró en un proceso de descomposición, recordemos que los niveles de aceptación que tenía al final del sexenio apenas alcanzaba 15%.

Peña Nieto nunca ha dejado de estar en la mira ni en el imaginario colectivo. En los devaneos por los que se ha movido López Obrador sobre el tema pareciera que las cosas entran en otros escenarios.

Por lo que se ve, ha tomado una decisión en medio de circunstancias en que no queda claro qué tanto le puede interesar a la opinión pública el tema, en función del abrumador y contundente coronavirus. Sin embargo, no hay duda que se abre un frente informativo que puede producir entre los ciudadanos una empatía hacia una investigación de un personaje que desde donde se vea es repudiado, a lo que se suma la exigencia de que sea investigado.

El viernes se vino otro asunto al que tampoco se le puede llamar casual. En el noticiario nocturno de TV Azteca el conductor se le fue con todo a Hugo López-Gatell, el afamado vocero sobre Covid-19. Si bien  se han venido presentando contradicciones respecto a las cifras de personas fallecidas, contagiadas y sospechosas, no se puede soslayar que se ha hecho un trabajo, en medio de una gran adversidad, profesional y serio.

El dueño de la televisora, sin pasar por alto que desde hace años es cercano a López Obrador, lleva varias semanas enfrentando la  estrategia oficial. Incluso sus empresas no han parado y se ha dado a conocer, a través de los trabajadores de la misma, que no se respeta la distancia física, entre otras cosas, que debería haber entre ellos.

La controversia se ha concentrado fundamentalmente en el conductor cuando bien se sabe que por las formas en que se mueven las televisoras en México hay asuntos que difícilmente pasan de manera libre por los conductores. Dicho de otra manera, es más importante ver el mensaje que al mensajero.

La reacción presidencial fue la de minimizar el comentario. No es tampoco casual que así haya sido, debido a la cercanía de López Obrador con el dueño y el conductor. Es inevitable preguntarse por lo que hubiera sucedido si el comentario lo hubiera hecho otro periodista, no se ve como el Presidente hubiera atemperado sus ánimos y sus muy repetidos adjetivos calificativos para atacar a sus “adversarios”.

En medio del coronavirus nos empieza a aparecer Peña Nieto y un asunto serio e irresponsable al cual el Presidente simple y sencillamente parece minimizar, “es mi amigo”, “son sus amigos”.

  RESQUICIOS.

Se están abriendo delicados frentes entre algunos gobiernos y la Federación. Diferentes gobernadores reclaman, con cierta razón, lo mucho que le otorgan al centro y lo poco que les devuelven. Será un tema a discutir sin perder de vista que el futuro en función de lo que está pasando con el coronavirus nos terminará llevando a una inevitable descentralización.


Este artículo fue publicado en La Razón el 20 de abril de 2020, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

Autor

  • Javier Solórzano

    Javier Solórzano es uno de los periodistas mexicanos más reconocidos del país, desde hace más de 25 años. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México, cursó estudios en la Universidad Iberoamericana y, hasta la década de los años 80, fue profesor de Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana.

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