La culpa no es de la ley, sino de quien la estira

Toda norma es resultado de procesos largos de negociación. Un ejemplo son las reglas electorales, donde cada detalle arrojaría equilibrios distintos si se cambiase.

Según la Constitución Política ningún partido puede contar con más de 300 diputados por los principios de mayoría relativa y representación proporcional, para que nadie tenga sobrerrepresentación. Se ha estirado esta norma. Por ejemplo, gobernadores como los Duarte tuvieron más de mayoría calificada en sus legislaturas locales a través de alianzas electorales con el PVEM y Panal.

Vemos otra variación: la colonización del PT PES por bases de Morena, de tal forma que el último partido tendrá más asientos, pudiendo rebasar en algún momento el criterio de sobrerrepresentación. No sorprende: una estrategia constante de López Obrador ha sido estirar la legalidad a su favor, y cualquiera que haya analizado las listas de candidatos lo veía venir.

¿Qué hacer? No creo en normas prohibitivas, pero sí estaría a favor de obligar a los partidos pequeños a ser más competitivos si desean sobrevivir, como la doble boleta y aumentar a 5% el umbral de representación. Y sobre todo, abrir el debate sobre este tipo de tácticas desde las campañas: que el ciudadano juzgue con toda la información.


Este artículo fue publicado en Político.mx el 24 de agosto de 2018, agradecemos a Fernando Dworak su autorización para publicarlo en nuestra página.

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