¿En tu familia hay al menos una computadora? ¿Gastan alrededor de 4 mil 380 pesos al trimestre en alimentos y bebidas fuera del hogar? ¿Abonan alrededor de mil 660 a tarjeta de crédito? ¿Hay al menos un integrante asalariado con contrato escrito en alguna empresa del sector privado? ¿Quien encabeza tu hogar tiene al menos educación media superior? ¿Tu vivienda es propia o se está pagando?
Si respondiste afirmativamente, significa que tanto tú como tu familia pertenecen al 39.2% de la población total del país que conforma la clase media.
Los aportes de la clase media a la sociedad es definitiva y altamente valiosa ya que genera grandes impactos económicos y sociales.
La clase media aporta de diversas maneras a la sociedad, generando impactos tanto económicos como sociales.
Económicamente, su poder adquisitivo contribuye al crecimiento económico al impulsar el consumo y estimular la demanda de bienes y servicios. Además, su capacidad para invertir y ahorrar promueve la estabilidad financiera.
En el ámbito social, la clase media en México desempeña un papel fundamental en la construcción de una sociedad más equitativa. Actúa como un amortiguador contra la polarización social al proporcionar un punto intermedio entre las clases alta y baja.
La movilidad social que caracteriza a la clase media inspira aspiraciones y fomenta la meritocracia.
En términos educativos, la clase media valora la educación como medio de ascenso social, lo que impulsa la formación de una fuerza laboral más capacitada y adaptable. Además, su participación activa en la comunidad contribuye al tejido social, promoviendo la cohesión y la solidaridad.
En el ámbito político, la clase media aporta a la estabilidad democrática al ser un componente significativo en la toma de decisiones. Su participación en elecciones y en la defensa de valores democráticos fortalece las instituciones y garantiza una representación más diversa de intereses.
Fue en 2021 cuando la clase media que acompañó y arropó a AMLO en 2018, decidió dar un giro y lo abandonó en las elecciones intermedias.
Al perder seis alcaldías, el mapa electoral de la CDMX quedó partido por la mitad generando multitud de teorías sobre los motivos que provocaron el gran fracaso de Morena.
Se sabe que el programa de austeridad de López Obrador ha afectado a las clases medias por las rebajas de sueldos de funcionarios o los recortes en ciencia, cultura y arte.
La actitud indiferente y criminal del presidente durante la pandemia fue otro factor decisivo así como sus falsas promesas de erradicar la corrupción.
Ante el dolor de su derrota, el líder populista reaccionó haciendo lo que mejor sabe hacer: atacar, descalificar y calumniar a la clase media.
Es verdad que atacar es una estrategia populista para consolidar el poder, polarizar a la sociedad y desafiar las instituciones democráticas.
Sin embargo, es difícil para AMLO aceptar que la clase media no es manipulada, ni se deja persuadir con los discursos populares que diariamente replica en su mañanera.
El presidente ha jugado con fuego y actúa con la tranquilidad que le da creerse respaldado por los 52,4 millones de mexicanos pobres.
Su hasta entonces exitosa estrategia de culpar a alguien cuando las cosas salen mal, tocó fin con la clase “aspiracionista, sin escrúpulos morales”.
Indudablemente que Morena y su candidata Clara Brugada necesitan a la clase media egoísta, clasista y racista, que “a veces son peores que los que tienen más dinero”
En consecuencia, la candidata de Morena y exalcaldesa con licencia de Iztapalapa, ha apostado por una CDMX de clase media que logre erradicar la pobreza pero está por verse si ya es tarde para un giro tan radical.
La oposición conformada en el Frente Amplio por México tiene una oportunidad de oro: aprovechar la crisis por la que Clara Brugada atraviesa al resultar ganadora a pesar de los catorce puntos de diferencia frente a Omar García Harfuch y abanderar a la jefatura de la CDMX a un candidato con un claro compromiso con la seguridad, la movilidad, el desarrollo de la primera infancia y el combate a la corrupción.
Es urgente que la oposición deje de jugar para el enemigo y designen de una buena vez al precandidato que más alto califique en las encuestas y no espere, como ellos mismos lo dicen, hasta el año que viene.
