–“¿Qué? ¿No sabes quién soy? ¿Cómo me vas a tocar, hija de tu puta madre? ¡Soy la presidenta municipal!”.
Si usted tampoco sabe quién es la persona que reaccionó así porque al ingresar a las salas del aeropuerto sonó el detector de metales y una señorita le pidió, amablemente, su cooperación para revisarla, le informo que se trató de la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez. Hecha esta diligente presentación resta agregar que, siendo diputada federal de Morena, Abelina reconoció haber sobornado a un representante del Ministerio Público cuando ejerció como abogada. Para quienes quieren mayor precisión dio 20 mil pesos. Después aclaró, en medio del escándalo, que eso pasó en el periodo de Enrique Peña Nieto como presidente, no en el que implica desde 2018 a la 4t. Menos mal. Ya se sabe que el populismo purifica a todas las personas que pertenecen a sus filas.
A pesar de que los anteriores datos son esclarecedores de su personalidad, distan de ser concluyentes. Para trazar la esencia de esta guerréense debe decirse que desde los 24 años mostró su compromiso social participando en la fundación del Partido de la Revolución Democrática, en 1989. Con esa mística fue diputada regional, luego federal y más tarde presidente Municipal. Pero esas son las prendas formales. Vale la pena revisar su constitución real:
Ubiquémonos en un sereno sábado 25 de enero de 2022. Por favor, sin comer frijoles o fideos, y con un abanico a la mano. Ese día Abelina López culpó a “la calor” y a “los carbohidratos”, de los altos niveles de violencia que hay en el puerto. “Si comes más carbohidratos te aceleras”, reveló la morenista en su faceta de nutrióloga. Los medios de comunicación retomaron sus dichos y el video se hizo tan viral como alguna de las aventuras de “Luisito Comunica”. Más tarde ofreció disculpas y enseguida, no se sabe cómo pero la reprobación que recibió la atribuyó a que las personas se burlan de ella por sus “orígenes humildes”, no porque afirmara que comer pan u otros alimentos con carbohidratos podría transformar al ser humano en una presidenta municipal que le diga “hija de tu puta madre” a una trabajadora del aeropuerto. Ahora bien, ya que regresó el tema, vale la pena preguntar: ¿Cuántas galletas o cuántas papas se habría despachado aquel día Abelina López? Es un misterio. El hecho es que, gracias a ella, podríamos hablar de “ola de calor” para no decir “ola u oleada de violencia” y así no hacer olas sobre la ineficacia de su administración.
Tengamos calma ya casi están los elementos básicos para saber quién fue detenida ese día en el aeropuerto. Faltan dos. El primero sucedió después del Huracán “Otis”. La ciudad estaba destruida y en cada rincón del puerto y sus zonas aledañas había muchas necesidades: agua, comida y sitios para guarecerse. Había basura en todos lados, el drenaje estaba desbordado. Urgía la presencia de la alcaldesa. Llegó dos días después y no le gustó el tiradero. Por eso reclamó a un ciudadano que no limpiara su casa, faltaba más. “No paga impuesto y pide que le retiren basura”, dijo indignada Abelina López. “Ya solamente falta que les barra la casa”, y se retiró hablando sola.
El segundo aspecto que falta es para no dejar la impresión de que Abelina López carece de empatía con el pueblo. No es así, como consta con los hechos sucedidos durante la semana del huracán. Cuando los periodistas le dijeron que no sólo hubo saqueos de víveres y artículos de primera necesidad sino también de aparatos electrodomésticos y otros productos suntuarios, la alcaldesa afirmó que eso no era rapiña sino actos de “cohesión social”.
Ahira sí. Con lo expuesto hasta aquí, el personal de cualquier aeropuerto ya tiene una idea aproximada de quién es Abelina López Rodríguez. Tengan cuidado.
