La actual participación política de las mujeres en México es resultado de sus históricas luchas y sus grandes victorias. El protagonismo de las mujeres en la actualidad es sinónimo de la consagración de los derechos y garantías sociales por los que han tenido que luchar para lograr la igualdad entre mujeres y hombres.
La igualdad significa el reconocimiento de las garantías que toda persona tiene para el pleno goce y disfrute de sus derechos y garantías individuales establecidos en la Constitución y los tratados internacionales de los derechos humanos; la también llamada igualdad sustantiva se refiere al ejercicio pleno de los derechos universales y a la obligación de las instancias del Estado de garantizarlos.
Las mujeres han logrado asumir la responsabilidad de representar a la ciudadanía en los Congresos, gobernar municipios y estados desde hace más de dos décadas (Ciudad de México, Sonora Tlaxcala, Yucatán, etc.). Por esta razón estoy convencida que los avances alcanzados por las mujeres son enormes, su preparación, profesionalización e integridad han sido indispensables para alcanzar estos logros.
Según el censo 2020 hay 64.5 millones de mujeres, el 51.2% de la población mexicana. El padrón electoral 2023 se integra por 50.3 millones de mujeres, el 51.9% del padrón nacional. En México el 55.1% de quienes votan son mujeres, son quienes deciden una elección.
Hoy en día, el hecho de que una mujer sea vista y se perfile como posible Presidenta de la República debería ser motivo de orgullo y confianza en la capacidad que tenemos las mujeres de conducirnos con responsabilidad, eficiencia, honestidad, transparencia y rendición de cuentas.
Desafortunadamente estamos en tiempo en los que no todos los casos garantizan (porque no se trata solo de tener cuerpo de mujer) que la libertad de la mujer que llegue a una posición de ejercicio del poder público tenga la garantía de contar con su libertad e integridad absoluta.
Me refiero a los casos de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y la candidata oficial al gobierno del Estado de México, dos mujeres que actúan bajo el manejo y las instrucciones que les envían desde Palacio Nacional. Pongo el ejemplo del Estado de México, en caso de que la candidata de Morena triunfara, todas y todos sabemos que no gobernaría ella, que sería sumisa a los interese ya referidos y al grupo Texcoco. La candidata ha aprovechado sus puestos públicos tan solo para aprovecharse en beneficio de sus jefes, como es el caso de robarle a sus trabajadores, situación que no la señalo yo sino que ya fue emitido por un tribunal.
Me referiré al caso más preocupante, a la primera de las referidas, que ocupa el lugar de Regenta de la Ciudad de México (Jefa de Gobierno), que en su actuar cotidiano nos sigue demostrando que simplemente es un ombligo umbilical de Palacio Nacional. La política no es palabra ni discursos, son acciones, hechos contundentes y más para la ciudad más importante de nuestro país.
La Jefa de Gobierno en todos los años que lleva al frente jamás expresó alguna negativa ante la desaparición de las escuelas de tiempo completo, comedores comunitarios, resguardos de mujeres víctimas de violencia, estancias infantiles, Prospera, entre otras políticas públicas y sociales enfocadas y dirigidas a las mujeres de nuestro país
Hace no menos de 15 días la fracción parlamentaria de Morena de la Cámara de Diputados, presentó a través de la diputada Aleida Alavez la desaparición del presupuesto de los centros de justicia para las mujeres.
La capital a través de quien la mandata levanta muros para callar y silenciar las voces de quienes se manifiestan libremente, como es el caso de las marchas del 8 de marzo.
Según datos del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, los feminicidios se incrementaron un 3% en 2022 respecto al dato de 2021. En el mismo periodo la corrupción de menores se incrementó el 16.7% y la trata de personas aumento un 145%. En 2022 se registraron más de 130 asesinatos violentos de mujeres y más de 1,200 actos de violencia contra mujeres.
La Jefa de Gobierno mantiene una campaña de promoción personalizada a nivel nacional, en contra de la ley, ya que se trata de actos anticipados de campaña, abandonando sistemáticamente sus responsabilidades de gobernante, situación que ha sido decretada por el Tribunal Electoral de la Ciudad de México, aunque el aparato legislativo de su partido con la mayoría en el Congreso Local ha evitado la posibilidad de que se le aplique una sanción ejemplar en términos de la Ley.
Entonces, ¿qué pasa con un movimiento de mujeres que apoyan a una mujer a la Presidencia, que no tiene la libertad de decisión y de actuación como lo ha demostrado consistentemente, tanto en sus políticas públicas, programas y acciones de gobierno? Me queda claro que para ella la M de mujer no es una agenda de interés.
Es preocupante de que en caso de que llegara a la Presidencia de la República nos quedaría más que claro que ella como ya lo demostró sería solo una extensión de un hombre que dictaría las decisiones. Las plataformas, los planes de gobierno, la política social, la seguridad, la vivienda entre otros, enfocados a las mujeres debe de ser transversal y no para unas cuantas sino para todas, y esto me trae a la memoria lo ocurrido con los casos de “las Juanitas”, pero ahora a nivel estatal y nacional. Ejemplos de estos casos sólo voy a mencionar dos, ya que son tantos me llevaría decenas de ejemplares detallarles cada uno de esos casos de obediencia.
Primero, el gobierno de la Ciudad de México siendo una administración independiente, acató la instrucción de Palacio Nacional de cambiar los colores institucionales que usaba al inicio de su administración (verde, blanco y gris), por los colores oficialistas federales, lo que implicó el cambio de credenciales, uniformes, papelería institucional, balizado de vehículos y edificios gubernamentales. Un derroche de dinero que le quitó identidad al gobierno capitalino convirtiéndolo en una extensión del gobierno federal en cuanto a su identidad institucional y significó un gasto innecesario e injustificado en perjuicio del erario público.
Y segundo, el gobierno de la Ciudad de México siendo una administración independiente, obedeció la orden de Palacio Nacional de utilizar a la Guardia Nacional en labores de vigilancia en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, para contener una serie de acontecimientos que supuestamente ponían en riesgo sus instalaciones. Eso ocurrió cuando el Metro ya tenía los servicios de vigilancia y seguridad, duplicando el gasto público en una misma función y no hay que olvidar que costó la lamentable pérdida de mujeres y hombres en los diversos accidentes que ha sufrido el metro.
La duda es ¿Por qué permitir la intromisión de una instancia federal en las atribuciones locales? Los dos ejemplos serían reconocidos en cualquier hemisferio del mundo como algo denominado subordinación.
Por esas razones, las acciones de los grupos de mujeres que están a favor de la Jefa de Gobierno jamás podrían tener margen de actuación, esto no se trata de llegar a puestos, se trata de favorecer y fortalecer a la mayoría de este país y quien lo construye día a día, quien hoy gobierna en estos 5 años nos ha demostrado que no somos un eje rector y fundamental.
¿Si llega ella, llegan todas? Me queda claro que no, porque todas no son cincuenta o cien, porque esto no se trata de amiguismos y compadrazgos, una lucha histórica del feminismo real, para erradicar este tipo de prácticas. La prosperidad de las mujeres capitalinas y de este país no se construye en eventos sino gobernando con acciones que demuestren y sustenten las palabras.
¿Si llega Claudia, llegamos todas? No entendí, ¿acaso nos lo preguntaron?, porque ahí y en los movimientos que se han generado en torno a este eslogan no veo representatividad de las 50.3 millones de mujeres que integran el padrón electoral nacional ni a las 4.1 millones que conforman el padrón de la Ciudad de México.
Reitero, no se trata solo por tener cuerpo de mujer, se trata de garantizar la lucha, la progresividad de los derechos ya ganados en la agenda de las mujeres, de la igualdad sustantiva.
Estoy convencida de que “sí fuera Claudia” mantendrá las ideas retrógradas de un gobierno autoritario, la opacidad, inestabilidad social, destrucción de las instituciones y la continuidad de una nación sin rumbo
Las mujeres son las constructoras de paz, quienes trabajan 3, 4 turnos o en sus hogares y son invisibilizadas, pero aquellas que en sus discursos hoy las tratan de hacer visibles, en mi caso le contesto: No señora Jefa de Gobierno, No candidata del Estada de México, México se escribe con M de Mujer, pero con verdadera M de mujer.
No somos una, no somos cien, les recomiendo que nos cuenten bien.