lunes 08 julio 2024

El ridículo histórico de Arturo Zaldívar

La Guardia Nacional (GN) era y sigue siendo militar pero lo será menos gracias a una mayoría de la Suprema Corte. No sólo el primer comandante de la Guardia fue un militar –el general Rodríguez Bucio, hoy subsecretario de seguridad federal- sino que la cultura dominante en el cuerpo es militar, al ser militares la gran mayoría de sus miembros (los datos han ido del 75% al 86%). Honrando la Constitución, lo que este mes impidieron ocho jueces constitucionales es que la GN esté bajo control total de la Secretaría de la Defensa Nacional, la expansiva SEDENA. Así, las reglas efectivas –reales, legales o no- en torno a la Guardia no podrán ser absolutamente militares; pero la militarización no se ha erradicado, no queda en ceros, ni en la GN ni en el país. La Guardia Nacional nunca fue civil en realidad y seguirá sin serlo. Y si una mayoría de la Corte desaceleró y disminuyó la militarización del Estado, hay que resaltarlo, dos ministras y un ministro votaron para acelerarla y aumentarla. El caso de Arturo Zaldívar es particularmente penoso. Lo digo sin ambages: hizo el ridículo. Exploremos su “argumento”. 

Dijo el ministro: “El hecho de que las secretarías de Defensa y Marina [SEMAR] intervengan en funciones de control y operación de la Guardia Nacional tampoco militariza ni hace que pierda su naturaleza civil pues se trata de secretarías de Estado civiles cuyos titulares son secretarios del despacho de la administración pública centralizada cuyo jefe es el presidente de la república”. Ésta es la base del intento de Zaldívar para dar por válida la pertenencia total de la GN a SEDENA. Intentó hacer pasar tal cosa como constitucional e implicó así que no es ni innecesaria ni problemática. Contradictoriamente. No es todo. El dicho del ministro obradorizado tiene otras implicaciones:

-Que, además de la GN, la SEDENA es formal y realmente civil, por completo. También la SEMAR. Zaldívar no tuvo empacho en negar que las tres entidades sean a su modo militares y que la primera sería más militar, hasta ser absolutamente militar, si las segundas intervinieran como quiere el decreto presidencial que revisó e invalidó la Corte.

-Que el ejército es civil o que nada es militar.

-Que tanto el ministro como el presidente y el general-secretario no saben lo que hacen o no lo entienden de lleno, y que López Obrador y Crescencio Sandoval son ociosamente mentirosos. 

-Y, por último, que los militares tienen que perder toda protección de la que gocen.

Zaldívar no dijo literalmente todas esas cosas, ni quiso decirlas, pero las dijo: indirectamente, por implicación lógica. Vamos a desarrollar el análisis. 

Lo que quiso decir/hacer fue una defensa de la militarización total de la Guardia Nacional y de la seguridad pública, para dar la razón/el gusto al presidente López Obrador. Dijo esencialmente que si la GN pasa a control formal y pleno de la SEDENA no hay militarización alguna porque la secretaría es parte de la administración encabezada por un civil, el presidente. Exactamente por eso es que el ministro Zaldívar dio una de las peores “argumentaciones” en la historia de la Suprema Corte. El nivel del “argumento” queda claro cuando se recuerda que es uno que habían dado ya propagandistas de AMLO como Poncho Gutiérrez. La actuación de Zaldívar fue tan baja intelectualmente que llevó a la Corte un razonamiento de la corte obradorista, un dicho “astuto” para uso tuitero de un cortesano del poder como propuesta desde el poder Judicial.

La GN es militar, esté dentro de la propia burocracia de SEDENA o no; si está fuera es menos militar, pero militar, y si está dentro es absolutamente militar, nunca civil, como “sostiene” el ministro, quien también implica que la SEDENA es civil por ser civil el presidente, y por extensión que nada es realmente militar en ningún momento ni lugar: si la secretaría es civil por –y sólo por- ser civil el jefe de Estado, todo lo que esté debajo del presidente es civil en automático y el ejército no es ejército o no existe, o siempre fue lo mismo que la policía civil, y ningún militar es militar ni podría serlo. Zaldívar produjo un auténtico y memorable desastre empírico-lógico.

Otras implicaciones del ministro lo exhiben sin misericordia: 1) su dicho implica que nunca hubo ninguna militarización, porque según el mismo sería imposible que existiera, y Zaldívar nunca debió criticar nada cuando lo hizo, como en noviembre de 2018… 2) Que la reforma obradorista fue innecesaria y ociosa, pues si ya fuera civil la Guardia por serlo la SEDENA por serlo AML, ¿para qué querían trasladarla formalmente a dicha secretaría? El hecho mismo de que la reforma se trate de poner bajo completo control (directo, real, formal, total) de SEDENA a la GN implica que Zaldívar está equivocado y mintió: su “argumento” es que “no pasa nada” si se da el cambio por ser todo civil en el Estado, pero por eso mismo “no pasa nada” si no se da el cambio, si la GN queda en otro lugar o en cualquiera; ¿por qué entonces quieren lo que quieren el presidente y los militares? ¿Por qué insisten? ¿Por qué si “daría igual”? Precisamente porque no da igual…

La última implicación zaldivariana es que, como los militares no serían militares/son civiles, deberían desparecer desde ya de todo texto jurídico tanto el fuero militar como la noción de seguridad nacional respectiva. Lo que implica que todos los “militares”/no militares debían y deben ser juzgados en tribunales civiles y la SEDENA atender sin falta, de inmediato y con veracidad todas (todas) las solicitudes de información.

Insistamos. Lo militar y los militares no dejan de serlo por ser un civil el jefe de Estado. Unos son militares y el otro civil con una relación formal dentro del Estado que, incluso de acuerdo con la Constitución, no los hace perder su carácter original. Si su relación sigue la Constitución, el presidente comanda a las Fuerzas Armadas sin ser presidente militar o militar presidente; las Fuerzas Armadas son parte de la administración estatal central –y de un Estado principalmente civil- sin ser cuerpos civiles. Los militares son militares. SEDENA y SEMAR podrían ser encabezadas por secretarios civiles pero no lo son, como nunca lo han sido después de la Revolución, y todo lo demás, de sus cabezas hacia abajo, es militar. Son incrustaciones militares en el aparato ejecutivo de un Estado de esencia civil que debe seguir siéndolo. Pero que se ha ido militarizando, formal e informalmente, durante las últimas décadas y sobre todo en este sexenio. 

Finalmente, así como el estatus jurídico civil del presidente no hace que los militares dejen de serlo, la militarización que existe no hace que el presidente deje de ser civil, pero eso no significa que el titular del Ejecutivo no pueda ser militarista y militarizador. A decir verdad, aquello por sí mismo quiere decir que puede serlo: puede ser un presidente civil, no militar como tal, que reivindica sistemáticamente al ejército, lo defiende en exceso y lo involucra en demasiados ámbitos y funciones del Estado: no militar, sí militarista y militarizador. Esto es AMLO, y es lo que está defendiendo Arturo Zaldívar.

Es penoso verlo pero justo repetirlo: el ministro Zaldívar ha destruido la reputación que había ganado. Su perfil hacia lo histórico ha cambiado para mal y parece muy difícil que pueda corregirlo.

Extra: en su tesis de licenciatura, López Obrador escribió que el dictador Antonio López de Santa Anna “manifestó que el ejército seguiría siendo el baluarte de las instituciones de la nación”. Refirió el hecho, no lo celebró. Pero ya como presidente, el licenciado en “ciencias políticas” –que no politólogo- AMLO pasa buena parte de su tiempo celebrando de hecho al ejército, cuya historia ha blanqueado. Enfermos de fanatismo, los repetidores obradoristas pasan los días diciéndonos lo que dijo Santa Anna, que el ejército es el baluarte nacional, junto a un pueblo de fantasmagórica definición. Ahí están los dichos de ese remedo de analista que es Abraham Mendieta. Es la propaganda por y para la militarización. Ésta es tan real que, por poner un ejemplo, el presidente afirmó el 10 de abril de 2023 que “se protege al ejército porque es una institución fundamental para el Estado mexicano”. El problema está en que “se le protege”… López Obrador no tiene una dictadura pero sí tiene similitudes con Santa Anna; ya vimos una, aquí recuerdo otra, culminada este mes del año pasado: https://etcetera.com.mx/opinion/un-dictador-su-consulta-de-revocacion/ 

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