viernes 22 noviembre 2024

Sin censura. Sin audiencia

por Leo García

En el ecosistema informativo en México sobran ejemplos de quienes recurren a la insidia para hacerse de audiencia. En recientes semanas a Vicente Serrano, de quien lo más amable que se puede decir es que es un generador de contenido en YouTube, recibió el premio nacional Carlos Montemayor. Según, por labor periodística.

¿Periodismo? Es cierto que YouTube se ha vuelto la plataforma ideal para quienes buscan realizar labor informativa, quienes recurren a esta plataforma para desempeñarse como medios alternativos. Cierto, hay periodistas, reporteros, artistas y un largo etcétera de perfiles creativos y de información que mediante esa plataforma se difunde su contenido para ser consumido.

Una de las características de estas tecnologías de medios digitales es que todo cuanto sucede es medible. En el caso específico de YouTube, las mediciones públicas que ofrece sirven para conocer cuál es la demanda de un contenido. Y a la vez, esa demanda, puede servir como referencia acerca del valor que la misma audiencia asigna a ese contenido.

Se estima que YouTube maneja más de 100 variables para evaluar la relevancia y determinar el valor de un contenido y, en caso que proceda, la monetización que corresponde. Un contenido interesante y relevante tenderá a ser muy consumido. Un contenido muy consumido entonces será más valioso y más monetizable.

Públicas se pueden conocer dos variables muy simples, tal vez las más obvias y que mejor describen qué tanto valor se puede asignar a una pieza de contenido que se difunde en sus sistemas: la cantidad de suscriptores de un canal, y el número de reproducciones, de visualizaciones, que tiene cada pieza de contenido, cada video de ese canal.

La teoría es muy simple. Se supone que si un canal ofrece videos interesantes, los usuarios querrán suscribirse. Y entonces, cada que genere un nuevo video en el canal, esos suscriptores lo consumirán, lo visualizarán.

Así, las estadísticas que se pueden revisar del canal “Sin Censura Media”, de Vicente Serrano, ofrece una evaluación muy nítida del valor que su misma audiencia asigna a su contenido:

Es un canal de YouTube que tiene 1.68 millones de suscriptores, pero que en promedio sus videos de los 30 días más recientes, a duras penas, alcanzan 1,200 visualizaciones. Es decir, ni siquiera el 0.07% de los suscriptores al canal “Sin Censura Media” consume regularmente cada video que ahí se publica.

En cambio, algunos pocos videos tienen picos de atención. Especialmente los relacionados al gobierno obradorista, ya sea haciendo activismo, porras y demás muestras de apoyo, o participando de las habituales dinámicas de hostilización a la oposición y otros periodistas. En esos casos, logra picos de 17 a 20 mil visualizaciones, que aún así, es apenas el equivalente a un 1.2% de sus suscriptores que visualizan estos videos.

De no ser por picos como esos, se pueden encontrar otros videos en este canal que cuando mucho acumulan unos cuantos cientos de visualizaciones. Esa es la valoración numérica que ofrecen las estadísticas, y la audiencia, del canal de YouTube del premio nacional Carlos Montemayor, según, por labor periodística.

La perversión de la comunicación y su monetización

La dinámica de interacción en los medios digitales, en especial en las redes sociales, ha llevado a que existan generadores de contenido que tienen como principal forma de atraer la atención al ataque, la difamación, el insulto, la injuria, siempre esperando la respuesta adversa que eso consigue. Una manera fácil, muy vulgar, de monetizar el contenido que generan.

Como en el caso de Vicente Serrano a través de su canal “Sin Censura”, no es nuevo que exista quienes ofrecen contenido sensacionalista, carente de cualquier valor o relevancia. Contenido nada más que estridente, pero, que atrae la atención de audiencia ávida a consumirlo y, en consecuencia, susceptible a ser monetizado.

A quienes generan este tipo de contenido el conflicto les puede ser muy útil, muy redituable, por eso lo causan, por eso lo propician. Cuando se trata de contenido hostil, sus objetivos, sus víctimas, siempre quedan en el dilema de, o dejar pasar ignorando sus ataques y ofensas, o responder.

Es habitual que la respuesta a sus ataques y ofensas será aprovechada como un refuerzo de sus mentiras, de sus falacias, de sus injurias, haciendo creer que la reacción les da la razón y sustenta sus dichos. Y a su vez, prolongando el conflicto y la confrontación.

Este tipo de generadores de contenido, algunos inclusive con la osadía de exigir ser llamados periodistas, son hábiles para manipular a la audiencia. Ofrecen estos ataques de una manera maniquea a través de una postura de victimización. En su contenido inducen la idea que la reacción adversa que reciben es un ataque como confirmación de la, supuesta, veracidad y certeza de sus dichos, aunque no sea así.

La necesidad de responder a las injurias de estos personajes es razonable, en tanto recurren a engañar, mentir y tergiversar, porque, además usualmente lo que intentan atacar es la reputación de otros. Así que, no responderles puede permitir que ofrezcan la idea, sin resistencia, que tienen razón en sus dichos.

La respuesta suele dar inicio al ciclo de confrontación entre cámaras de resonancia, que atrae la atención de sus integrantes al contenido en cuestión. El choque entre cámaras de resonancia adversas llevara a amplificar el alcance de este contenido, aumentando su posibilidad de monetización. Esta es, precisamente, una de las principales motivaciones que sustentan este tipo de dinámica.

Reiterar, son generadores de contenido que ofrecen ataques, ofensas, infundios, para provocar la reacción adversa de sus objetivos, y esa reacción explotarla para ser monetizada, aprovechando la victimización como una falsa confirmación de la certeza de lo afirmado, aunque sea mentira.

El remate llega cuando, entre los recovecos falaces donde se esconden este tipo de personajes generadores de contenido, donde huyen, es a intentar justificar que simplemente están dando una opinión y ejerciendo su ‘libertad de expresión’.

No hay manera razonable ni sencilla de lidiar con estos personajes. Pero sí es importante entender dónde están sus motivaciones y de hecho literalmente, sus ganancias. Darles atención, aunque sea para confrontarlos, es posiblemente darles un lugar que no merecen, que no valen, y al que ellos intentarán aferrarse, porque, además, les reditúa en metálico.

Autor

  • Leo García

    Diseño y coaching de estrategias para manejo de redes sociales. Experiencia en análisis de tendencias en línea.

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