Solo rutina burocrática ante el rezago educativo

Compartir

En lo que es expresión nítida de la desigualdad social, más de la cuarta parte de la población mayor de 15 años de México se encuentra sumida en el rezago educativo.  Para el quinto año del sexenio obradorista continuará la omisión gubernamental respecto de este grave problema, con casi 28 millones de personas afectadas. A su desventajosa situación se suma el que sufren discriminación y marginación, pues viven en condición de pobreza o pobreza extrema, son mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad e indígenas, que son los sectores de mayor incidencia.

Este problema no ha merecido ninguna estrategia de solidaridad, de solución estructural, que abata las cifras de rezago. La política educativa de la 4T, ignora enteramente este problema, enfrascada en luchas contra la “ciencia neoliberal” y los científicos que no se plieguen a sus consignas políticas, el desmantelamiento de los institutos nacionales de investigación y la destrucción o cooptación de las cúpulas académicas, así como la ideologización bolchevique de los contenidos de los libros de texto gratuitos.

El grupo en el poder sigue cerrando los ojos ante el rezago educativo, problema que se agravó por la pandemia: los marginados del sistema educativo vieron aún más lejano su derecho de tener acceso a la educación. Además, está la masiva deserción de estudiantes de educación básica y del nivel medio superior (bachillerato), que fue calculada por el INEGI en 2.3 millones de estudiantes que se alejaron de las aulas para el ciclo escolar 2021 y que, en su mayoría, no regresaron.

Si acaso, el rezago educativo merece del gobierno apenas una atención burocrática, rutinaria, la cual aborda el problema por encimita. Mientras que el Presidente de la República y las autoridades hacendarias de su gobierno dicen que “está destinado a los pobres” el Presupuesto de Egresos de la Federación 2023, en la realidad se continuó reduciendo el dinero destinado a la educación para los adultos, como ocurre en otros rubros como la ciencia y la cultura. Si la fraseología pobrista fuera algo más que demagogia, este rubro presupuestal se vería sustancialmente incrementado año con año hasta erradicar el analfabetismo y abatir los índices de rezago educativo. Por lo contrario, la reducción ha sido sistemática desde 2018, a tal grado de que, en términos reales, para 2023 se destinan apenas 77 centavos por cada peso que se dedicaba a este fin en 2010 (hace 13 años).

La actitud omisiva del gobierno obradorista es patente también en las Reglas de Operación 2023 del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), publicadas el 23 de diciembre del año pasado en el Diario Oficial de la Federación. En su artículo 3, la SEP estima que solo 1.1 millones de personas serán atendidas por el INEA durante este año y que, de esa cantidad, se propone sacar de su rezago educativo a 642 mil personas. Como expresé hace unos meses en esta columna de ectétera y en un ensayo publicado en la revista Nexos, si mantiene el ritmo burocrático y rutinario que ha mostrado, la 4T resolverá las cifras actuales de rezago educativo en el año 2067 (dentro de 44 años)… solo que, para entonces, habrá otras 50 millones de personas en esa condición.

El acceso a la educación es uno de los derechos humanos consagrados en la Constitución y en los tratados internacionales signados por México. Además, para las personas que forman parte de los sectores afectados por la desigualdad, es la vía para la movilidad social, su esperanza de abandonar la pobreza y la pobreza extrema en medio de la cual nacieron y se criaron, obtener mejores oportunidades de desarrollo, así como ingresos suficientes para tener una vida digna junto con sus familias.

No lo ve así el actual gobierno, que prefiere la dispersión de dinero en forma de pequeños apoyos, que apenas cubren una parte de las necesidades básicas de una persona, pero que le reditúan electoralmente. La 4T continúa con el asistencialismo para los pobres, expresada en apoyos de montos mínimos que pronto desaparecen ante el embate de la inflación, en lugar de generar una política que brinde mejores oportunidades de desarrollo, trabajo e ingresos para las familias víctimas de la desigualdad social. Política que, en todo caso, la oposición de izquierda debiera postular, fincándola en un verdadero acceso a la educación para todas las personas.

Cincelada: Lo dicen Trump, Pompeo, Nielsen y la ex embajadora de México Martha Bárcena: Ebrard y AMLO se doblaron a la política anti migrantes de los Estados Unidos.  

Autor