Las turbas de la CNTE llegaron el sábado, en Chiapas, a una de las muestras de odio más infames practicadas a lo largo de la historia: raparon a maestros que intentaron ser evaluados para cumplir con la Reforma Educativa.
En el México del siglo 21 estamos viviendo un abuso que el mundo intenta olvidar hace décadas. Ya en Guerrero, la CNTE rompió una fiesta de periodistas y retuvo a los participantes, los obligó a marchar y “ofrecer perdón” por bailar y les propinó toletazos.
Y el DF ha sido testigo de desfiles de personas atadas con cuerdas y obligadas por la CNTE a marchar con letreros de cartón colgados al pecho y rótulos de “infiltrados” y “somos ratas”, que evocan a los purgados de la revolución cultural china.
Vejaciones similares cometieron los franquistas durante la Guerra Civil española a más de 20 mil mujeres familiares de republicanos o hasta por haber sido planchadoras para el Ejército de la República, rapándolas a modo de escarnio público.
También Hitler dictó órdenes para que todas las mujeres alemanas que fueran acusadas de haberse acostado con “no arios”, o con prisioneros extranjeros obligados a trabajar en sus granjas fueran castigadas siendo rapadas.
Y los franceses, tras la liberación de París en la Segunda Guerra Mundial, cuyo testimonio gráfico más conocido es la famosa foto de Robert Capa La rapada de Chartres, llamada Simone Touseau, que había tenido un hijo con un soldado alemán en medio de la ocupación nazi.
El historiador estadounidense Forrest Pogue describió las miradas de las mujeres acusadas de “colaboración horizontal” como “la de un animal perseguido”, mientras las rodeaban, les cortaban el cabello y lo quemaban en enormes piras propias del medioevo.
Resulta, cuando menos, repugnante que la CNTE en Chiapas rapara a los docentes que intentaron aplicar la evaluación el sábado para el ingreso y promoción a cargos de dirección, supervisión y asesoría técnica pedagógica en educación media superior, como manda la Constitución.
En un video difundido ayer, una maestra narra llorando que cuando llegó a la sede del examen, turbas de la CNTE le pidieron su ficha, le exigieron marcharse y sólo por preguntarles “por qué”, le cortaron el cabello. Éste es el testimonio de la maestra
Nayeli Mijangos:
“El sábado vine alrededor de las 8:15 de la mañana a presentar mi examen al CBTIS 138, aquí por la Torre Chiapas. Me empezaron a preguntar: ‘¿vienes a presentar examen’? Yo les dije sí. Me dijeron ‘¡vete, vete!,’ Yo no me quise ir. Luego agarraron una tijera y me cortaron el cabello. Y dijeron: ‘¡Foto, foto!'”
Es la otra vuelta de tuerca de la impunidad de la CNTE.
Y es otra muestra de la pasividad de toda autoridad.
Este artículo fue publicado en La Razón el 06 de Julio de 2015, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página