Negligencia y corrupción conforman una mancuerna tristemente frecuente en funcionarios públicos de todos los niveles, combinación que lleva a la tragedia cuando se presenta en aquellos encargados de velar, directa o indirectamente, por las vidas de la ciudadanía.
Muchas veces señalada, pero jamás imputada (incluso fue exonerada a priori y torciendo la ley) la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum ha tenido diversos grados de responsabilidad en las muertes de al menos 66 personas.
Mediante el silencio, la omisión, la manipulación, la opacidad y la demagogia, Sheinbaum ha logrado evadir no sólo la acción de la justicia, sino el simple hecho de ofrecer informes administrativos sobre su actuar en torno a varias tragedias.
Es el caso de la muerte de la niña Daniela Licone Pérez o los cinco jóvenes fallecidos en el Tecnológico de Monterrey a causa del sismo de septiembre de 2017, durante su gestión como delegada.
Y aunque fue duramente señalada en medios de comunicación por la tragedia del Colegio Rebsamen, fue prácticamente exonerada por la Procuraduría capitalina, casualmente, semanas después de ganar las elecciones para jefa de gobierno en 2018.
Ni qué decir de los muertos dentro del Metro capitalino: si ni siquiera la ex directora del Sistema, Florencia Serranía, fue indiciada, mucho menos la propia gobernante de la capital.
Y, aunque comparte responsabilidad con Hugo López-Gatell, Jorge Alcocer y el propio Andrés Manuel López Obrador en la criminal gestión de la pandemia, Sheinbaum se ufana todo lo que puede de su trabajo en este rubro.
He aquí un mínimo repaso sobre todos los muertos que, en alguna medida, son responsabilidad de la aspirante a presidenta de la República y gran consentida de López Obrador.
Daniela Licone Pérez
Daniel Licone Pérez era una niña de secundaria residente en la Delegación Tlalpan, ahora Alcaldía Tlalpan. Murió en 2017, cuando cayó sobre ella un alto y pesado portón metálico (mal colocado) dentro de las instalaciones del Centro de Artes y Oficios “Tiempo Nuevo”, a dos meses de una remodelación ordenada por la entonces jefa delegacional, Claudia Sheinbaum, quien encabezó la ceremonia de inauguración.
Fue el 14 de noviembre de 2017, por la tarde noche, cuando un portón de metal, sostenido por carriles del mismo material, se desprendió de su marco y cayó al piso, aplastando a Daniela Licone Pérez, presente en el lugar para tomar una clase de baile.
A la prensa trascendieron declaraciones de los familiares de la niña, que refirieron que según empleados delegacionales, la culpa fue de una maestra que “movió el portón”.
Pero la puerta medía 5 metros de alto y pesaba cientos de kilos. Además, estaba puesto ahí para ser abierto y cerrado, como corresponde a cualquier puerta.
El CAO Tiempo Nuevo era parte del programa cultural impulsada por la delegada. Es el antecesor de lo que ahora son los PILARES, uno de los programas estrella de la jefa de gobierno.
Lo que pudo ser un escándalo de enormes dimensiones no pasó de unas pocas notas en la prensa y una llamada de atención a Sheinbaum por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que diera cuenta de sus acciones.
A dos meses escasos del sismo de 2017 y con la tragedia del Colegio Rebsamen en la mente de todos, la muerte de Daniela pasó prácticamente desapercibida.
Reportes de prensa de ese año dieron cuenta de que la jefa delegacional se hizo presente en el CAO “por unos minutos” y se retiró.
No ofreció ninguna declaración. No hay registro de que hubiera deplorado la muerte de la niña de manera pública ni de que en su gobierno se hubiera ofrecido atención a los padres.
De lo que sí existe registro es de un apercibimiento hecho por la ALDF, del 23 de diciembre de 2017, solicitando a la Procuraduría General de Justicia y a la jefa delegacional en Tlalpan “un informe de sus respectivas actuaciones en torno al deceso de una menor de edad, ocurrido el pasado 15 de noviembre en el Centro de Artes y Oficios Tiempo Nuevo”.
Una minuciosa revisión hecha por esta reportera encontró el registro de esta sesión tanto en la Plataforma Nacional de Transparencia como en el Diario de los Debates de la ALDF.
Lo que no existe fue el informe solicitado. Es decir, Sheinbaum nunca dio cuenta de sus actos en torno a la muerte de Daniela Licone.
Su responsabilidad respecto a la remodelación del espacio que registró el mencionado accidente fue directa y documentada: ella estuvo presente en la remodelación y entregó la obra a los habitantes de la zona, como un proclamado beneficio de su administración.
Los niños y adultos del Rebsamen
Durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 la Ciudad de México vivió muchas tragedias, pero la que más impactó a los capitalinos fue el colapso del Colegio Rebsamen, que provocó la muerte de 19 niños y 7 adultos.
La caída del inmueble dejó de manifiesto toda una red de corrupción que se remonta a los años 80: una construcción irregular, realizada sin cumplir los requisitos de seguridad, con documentos que falsearon las verdaderas características del inmueble.
Como es bien sabido, por encima de las aulas donde tomaban clases los niños ese mediodía, en tres pisos, se alzaba un cuarto nivel. La estructura, con sobrepeso, no resistió.
A tres años del siniestro, ya se encuentran presos el director de obra que realizó la construcción y también la directora y dueña de la escuela, Mónica García Villegas, ambos acusados de homicidio culposo. Ambos particulares. No hay ningún funcionario sancionado.
Se trata de un caso sumamente complejo. Tal como ocurre en el caso del colapso de la Línea 12, son decenas de personas las que tuvieron o pudieron tener algún grado de culpa o de responsabilidad en esta tragedia.
Innegablemente, Sheinbaum tiene su parte.
Como jefa delegacional en Tlalpan, la ahora aspirante a la presidencia de la República fue omisa en sus obligaciones de impedir que el Colegio siguiera operando en las condiciones que le llevaron a colapsar por el sismo.
Si bien se entiende que es imposible que de manera personal la entonces delegada supervisara esta o cualquier obra, sí estaba bajo su cuidado el adecuado funcionamiento de las oficinas administrativas responsables de vigilar que un inmueble así operara con seguridad.
La propia Sheinbaum admitió la omisión de su gobierno delegacional el 26 de septiembre de 2017, en que refirió que en julio de ese año se hizo una “visita de prevención” para dar un visto bueno en materia de seguridad y operación.
Dijo que los inspectores encontraron que faltaban algunos “aditamentos”, y se les dio tres meses de plazo para subsanarlos. La referida inspección no alertó de nada irregular. Dos meses después, el edificio caía sobre los niños.
Sheinbaum agregó que en el expediente que obraba en su poder se descubrió que en 2010 hubo denuncias vecinales en contra de la dueña del colegio por estarse construyendo la casa sin manifestación de construcción. Para 2014, dijo, el expediente registra que las anomalías se habían subsanado.
Es claro que, aunque la construcción irregular no se realizó durante su administración, el gobierno de Sheinbaum no se molestó en indagar más y permitió que el Colegio siguiera operando.
Eso se llama negligencia. Una negligencia que devino en muertes.
Cabe señalar que Sheinbaum fue exonerada por la Procuraduría General de Justicia de la CDMX cuando ya era jefa de gobierno electa.
En julio 2018, el entonces subprocurador Guillermo Terán Pulido ofreció una conferencia de prensa para afirmar que Sheinbaum no tenía ninguna responsabilidad porque los jefes delegacionales no tienen atribución alguna relacionada con las construcciones o remodelaciones en los inmuebles. Agregó que por eso jamás se la llamó a declarar, ya que eso hubiera sido violatorio de sus derechos humanos.
Es falso que los jefes delegacionales no tengan responsabilidad en las obras que se realizan en sus demarcaciones.
De acuerdo con el artículo 39, fracción II de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Distrito Federal, vigente cuando Sheinbaum fue jefa delegacional, “corresponde a las y los Titulares de los Órganos Político Administrativos de cada demarcación territorial” el “expedir licencias para ejecutar obras de construcción, ampliación, reparación o demolición de edificaciones o instalaciones o realizar obras de construcción, reparación y mejoramiento de instalaciones subterráneas, con apego a la normatividad correspondiente”.
Ahora, es importante precisar que se trata de una responsabilidad compartida con instancias del gobierno general de la ciudad, antes Distrito Federal, ahora Ciudad de México.
Es decir, Claudia Sheinbaum indudablemente fue responsable de que el Colegio Rebsamen siguiera funcionando en un edificio inseguro, pero definitivamente, también son culpables anteriores jefes delegacionales, inspectores, constructores y la dueña del colegio, por citar algunos. Fue un crimen colectivo.
Un dato a recordar y que no se olvide: siendo todavía jefa delegacional, Sheinbaum ordenó reservar la información sobre la construcción y ampliación del Rebsamen, así como los expedientes sobre la edificación del campus Tlalpan del Tecnológico de Monterrey—en donde fallecieron cinco personas—y otros casos más.
Sigamos.
Tec de Monterrey
Otra de las tragedias ocurridas durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 fue la caída de los puentes dentro del campus Tlalpan del Tecnológico de Monterrey. Murieron cinco estudiantes.
De manera análoga al caso del Colegio Rebsamen, en esta tragedia hubo un conjunto de responsables. Una de ellas, Claudia Sheinbaum, también por omisión.
Su falta estribó en ser omisa en la verificación de las instalaciones de la universidad, que según denuncias de estudiantes, se dañó desde el sismo del 7 de septiembre de ese año. Refirieron que se hicieron llamados a Protección Civil, los cuales fueron desoídos por la administración delegacional a cargo de la ahora jefa de gobierno.
En este caso también fueron señalados como culpables las autoridades de la institución y, tal como ocurrió con el Rebsamen, Sheinbaum intentó restringir la información relativa al siniestro. Según ella, el expediente era información reservada.
En este tiempo el PAN señaló la incorrección de la funcionaria por reservar, sin sustento alguno, los Registros de Constancia de Seguridad Estructural presentados en la Ventanilla Única de la delegación Tlalpan sobre los inmuebles del Tec de Monterrey, el Colegio Rebsamen, WalMart de Acoxpa, y Galerías Coapa, entre otros.
Galerías Coapa y WalMart
Dentro de los conjuntos comerciales Galerías Coapa y WalMart Acoxpa se registraron al menos cinco muertes por causa del sismo de 2017: tres en WalMart y dos en Galerías Coapa.
La causa de las muertes fue, como en el caso del Rebsamen y el Tec, deficiencias estructurales, a pesar de que los edificios contaban con los permisos de operación correspondientes concedidos por la delegación Tlalpan, gobernada por Claudia Sheinbaum.
En ambos casos hubo enorme reticencia por parte de las empresas para admitir los fallecimientos al interior de sus instalaciones y Sheinbaum colaboró para entorpecer el conocimiento público sobre esos sucesos al reservar información, como ya hemos dicho arriba.
Es útil recuperar una declaración hecha en febrero de 2018 por el entonces presidente del PRD en la CDMX, Raúl Flores.
“Además del Rebsamen, el Tec de Monterrey fue otro de los expedientes reservados, pero hay otros casos bastante oscuros de los que casi no se habla, porque en la delegación Tlalpan hubo más de 30 muertos y nadie habla del WalMart, nadie habla de Galerías Coapa y creo que es bastante perverso que no haya información sobre la pérdida de vidas humanas sobre las que Sheinbaum quiere evadir su responsabilidad en su pretensión de ser jefa de gobierno”.
Dijo que como jefa delegacional, Sheinbaum tenía la total responsabilidad de vigilar las condiciones de los establecimientos mercantiles para permitir o no su operación, de acuerdo con la Ley de Establecimientos Mercantiles, que establece que es obligación y atribución de las delegaciones el conceder o negar los permisos de funcionamiento a los negocios.
Al respecto, meses después del sismo, el INAI manifestó que era indispensable que el gobierno delegacional de Tlalpan diera a conocer el actuar de la administración local en el “registro, renovación, seguimiento u otorgamiento de los correspondientes permisos y autorizaciones, así como el conocimiento de la legalidad de las construcciones”.
Tal sentencia da cuenta clara de que era obligación de la administración de Sheinbaum estar al tanto de las condiciones de los edificios que albergan a Galerías Coapa y WalMart Acoxpa.
Metro Tacubaya
El 11 de marzo de 2020 se registró el primero de tres accidentes con víctimas mortales dentro del Sistema de Transporte Colectivo Metro durante la administración de Sheinbaum.
En la estación Tacubaya, dos trenes chocaron de frente. Hubo 41 heridos y un fallecido.
La explicación oficial del accidente fue que fue producto de errores humanos. Se señaló como responsable al conductor del tren.
El 31 de marzo de 2020, el vocero de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX, Ulises Lara, dijo que “los dictámenes periciales del accidente determinaron que fue resultado de omisiones de operación incurridas por el conductor y la reguladora en los procedimientos de seguridad correspondientes”.
En conferencia de prensa posterior, Sheinbaum confirmó esa versión.
Pero…
Solo contamos con la versión de las autoridades al respecto. No hay documentación que lo avale, ya que el gobierno capitalino decidió reservar la información.
De acuerdo con información de Forbes México, divulgada en septiembre pasado, el Comité de Transparencia del STC Metro determinó clasificar como “reservada” la información sobre las cajas negras de los trenes accidentados, las grabaciones de las comunicaciones entre los reguladores de tráfico y conductores y otros elementos que podrían demostrar de quién fue la responsabilidad.
Porque además, hay que tomar en cuenta que, de parte de trabajadores sindicalizados del Metro, hubo insistentes denuncias en el sentido de que la dirección del sistema hizo caso omiso a las peticiones de mantenimiento y refacciones para los sistemas de tráfico.
Centro de Control del Metro
El 9 de enero de 2021 el Puesto Central de Control del Metro registró un incendio inédito, de enormes magnitudes y consecuencias para el sistema de transporte.
Hubo 29 personas heridas y una fallecida.
La responsabilidad directa del accidente fue de la entonces directora del Metro, Florencia Serranía, que fue omisa en sus obligaciones de dar correcto y suficiente mantenimiento al Metro.
Por encima de Serranía, se encontraba Claudia Sheinbaum, como su superior jerárquica, quien la colocó en el cargo y validó su actuación, no solo luego de este accidente, sino incluso después del colapso de la Línea 12, ocurrido 4 meses después.
Sobre este caso, como en otros, el gobierno capitalino recurrió a la reserva de información.
De acuerdo con información que Forbes México dio en septiembre de 2021, se determinó la reserva del expediente por parte de la Gerencia de Sistemas e Investigación de Incidentes del Metro.
“Se hace constar que mediante acuerdo 2021/SO/III/3, de fecha 12 de agosto de 2021, el Comité de Transparencia aprobó la reserva del expediente que integra la investigación llevada a cabo por el Comité para la Investigación de Incidentes Relevantes relacionado con el incendio ocurrido el 9 de enero de 2021 en el Puesto Central de Control 1”, dice la respuesta a una solicitud de información hecha por el diario.
El Puesto Central de Control se incendió porque muchos de sus componentes habían llegado al final de su vida útil. La dirección del Metro no se había ocupado del llamado “cerebro” del Metro, y eso que ya llevaban más de dos años a cargo.
Pero, como sabemos, este accidente no fue lo peor.
Lo peor estaba por venir y ocurrió el 3 de mayo.
La Línea 12
La noche del 3 de mayo de 2021 un tramo de la estación Olivos de la Línea 12 del Metro se partió en dos, al tiempo que un tren circulaba por encima.
Es la más reciente tragedia en la que Claudia Sheinbaum y/o funcionarios bajo su cargo tienen responsabilidad y culpa en la muerte de habitantes de la capital.
Como en los casos que reseñamos arriba, se trata de una tragedia que se construyó mediante la participación de muchas personas.
En la mala construcción y falta de adecuado mantenimiento de la Línea 12 participaron los exjefes de gobierno Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera, las constructoras contratadas, los asesores, las empresas calificadoras, los proveedores de materiales, los inspectores, los directores del Metro, los albañiles…
Tantos involucrados facilitan la evasión de la responsabilidad. Desentrañar qué hizo cada uno y deslindar responsabilidades legales llevaría muchos años.
Pero no hay que ir tan lejos para afirmar algo que no por obvio, hay que reiterar: la tragedia ocurrió durante el gobierno de Claudia Sheinbaum, bajo la dirección de una funcionaria nombrada y protegida por Sheinbaum y luego de los dos mencionados accidentes con víctimas mortales.
Fueron 27 los muertos. Entre ellos, el niño Brandon Giovanny.
Sheinbaum es responsable de la tragedia. Ella debió garantizar la operación segura del Metro, sin importar las deficiencias previas en su construcción.
Ella debió separar de manera inmediata del cargo a Florencia Serranía y abrirle una investigación.
Ella debió también abrir una investigación en contra de las empresas constructoras.
En cambio, la Fiscalía General de Justicia de la CDMX investiga únicamente a exfuncionarios de sexenios anteriores. No investiga a nadie de las empresas constructoras. Al contrario: por mediación del presidente López Obrador, ha llegado a acuerdos con ellas.
Ha buscado impedir que las víctimas demanden. Les ha hecho difícil el acceso a sus expedientes y las ha presionado para que acepten una indemnización y abandonen toda intención de obtener castigo contra los responsables.
Además, ha incidido en que los dictámenes hechos por especialistas sobre las causas del accidente apunten únicamente a los constructores, no a los responsables del mantenimiento actual.
A la presidencia
Lo ocurrido con estas 66 muertes dejan en claro que Sheinbaum es enemiga de rendir cuentas, de hacer justicia y de aceptar su responsabilidad.
Buena alumna de la escuela obradorista, dice una cosa y hace otra.
Afirma encabezar un gobierno autónomo, pero se pone a los pies de AMLO.
Habla de transparencia, mientras reserva información.
Habla de justicia, mientras presiona a las víctimas y hace tratos con posibles responsables.
Se ufana de combatir la corrupción, pero salva del alcance de la ley a su amigos y persigue a sus enemigos.
Niega estar en campaña presidencial, pero se exhibe y pasea por todo el país, presumiendo sus “logros” de gobierno y paga presencia en medios de comunicación.
Va en carrera loca hacia las elecciones de 2024, dejando atrás (al menos) a 66 familias que lloran a sus muertos debido a su negligencia como servidora pública.
¿Qué más le falta por hacer para cumplir su ambición?