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De nueva cuenta el gobierno federal modificó los criterios para emitir el semáforo epidemiológico por Covid-19, desestimando los riesgos, ahora de las nuevas variantes que existen en el país, lo cual, eso sí no podemos negarlo, resulta congruente con la forma desastrosa en que se ha manejado la pandemia desde que apareció en territorio nacional.

Además, desde hace varias semanas nos enteramos de la intención de las autoridades de reanudar las clases a nivel nacional, sin importar el color de semáforo en que se encuentren las entidades, lo cual nuevamente contradice los anuncios que antes se habían hecho al respecto. Por fortuna, instituciones de educación superior, como el Politécnico, o de la Universidad de Guadalajara, ya advirtieron que no regresarán hasta que las condiciones mejoren, lo cual posiblemente sucederá hasta después de finalizar el presente año.

El argumento del gobierno para presionar el regreso a clases es que los y las niñas enfrentan una serie de problemas emocionales, producto del confinamiento, y que por eso es urgente el regreso a las aulas. Eso sí, nada han dicho hasta el momento de cómo piensan garantizar que haya condiciones adecuadas para la salud de los menores.

Hasta el momento, la Secretaría de Educación Pública no ha presentado un diagnóstico de las condiciones en que se encuentran las escuelas del país, cuántas han sido vandalizadas, cuáles tienen servicio de agua y desde luego, cómo piensan convencer a los maestros y todas sus secciones de regresar a clases presenciales en todos los niveles básicos.

No lo dicen, como tampoco explican cuál será la manera de atender esos problemas emocionales que aparentemente son la razón principal por la que se pretende reiniciar el próximo ciclo escolar, aunque llama la atención que en los planes de estudio no se tiene considerado ese tema como prioridad.

Con su anuncio, el gobierno una vez más demuestra que poco le interesa la salud y educación de las y los niños; de lo contrario se habría preparado un esquema mixto en el que unos días se tuvieran clases presenciales y otros virtuales, como las que se han impartido desde marzo del año pasado.

El gobierno federal tuvo más de un año para preparar un adecuado regreso a clases, capacitando al personal docente, elaborando las plataformas adecuadas para mejorar contenidos y evaluaciones, y modificando los planes de estudio, pero en lugar de eso optó por ser omiso y renunciar a su responsabilidad de diseñar nuevos planes acordes a los retos y cambios que la pandemia nos ha impuesto, y hoy alista un regreso a clases improvisado, como tantas cosas lo son en la autodenominada 4T.

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