Mientras la retórica gubernamental demuestra apoyar la idea del multiculturalismo, la sociedad británica continúa expresando su descontento, y encuentra en los medios gráficos el arma para dar rienda suelta a su marginación. Por las calles de Londres es ya tradicional observar inmigrantes leyendo periódicos de sus países de origen, en vez de diarios ingleses. ¿Por qué motivo la mayor parte de las minorías étnicas prefieren recurrir a medios gráficos extranjeros, en vez de informarse sobre la actualidad del país en que residen? De un modo pacífico, la prensa británica empuja a los lectores no ingleses a buscar medios alternativos de información. Mediante recursos linguísticos, sobre todo, y optimizando el espacio, marginan al lector que no ha tenido un contacto continuo con los medios locales, más allá de su competencia en la lengua inglesa. En la carrera por comprimir una idea para ajustarla al título más pequeño y vendedor, incurren en errores sintácticos e inventan una terminología, agrandando las diferencias étnicas. Gracias a estas tácticas, los medios logran una exitosa demonización de las minorías cuestionadas, como vemos en el caso particular de la comunidad musulmana, al igual que instalar su opinión sobre la Guerra en Medio Oriente, por ejemplo, sin abrirse al debate.
Salvo contadas excepciones, que por lo general provienen de los medios más populistas, hay una falta de aportes multiétnicos, y una llanura en el nivel cultural. No existe una voz lo suficientemente fuerte en los diarios que reivindique a una minoría, e incluso las cartas de los lectores apoyan esta marginación.
En un caso reciente, en el cual a una asistente de maestro musulmana le había sido prohibido el uso del velo por dificultar la comunicación con sus alumnos, y luego fue despedida por negarse a quitárselo, las respuestas de los lectores sólo sustentaban una opinión: “De ningún modo querría que mis hijos tengan una maestro que se vea como Darth Vader. Hicieron bien en despedirla.” “Me parece una excelente decisión. Finalmente alguien en el Reino Unido se anima a enfrentarse a las tácticas pendencieras de la secta extremista musulmana que reside en nuestro país” (N. A.: subrayado en el original) (The Sun, 1/XI/06).
“Creo que la izquierda ‘liberal’ ha cometido un error al asumir que si se tratase al Islam como al resto de las religiones del mundo, se comportarían bien. Cuan equivocados estuvieron.” “Finalmente alguien imprime la verdad: los musulmanes nunca cambiarán sus hábitos. ¿Deberían cambiar sus hábitos? No, absolutamente no. ¿Deberían permitirles permanecer en este país? No, absolutamente no” (Telegraph, 1/XI/06).
En todo el Reino Unido se reciben ejemplares de 250 periódicos internacionales diariamente. La consecuencia: aumentar las diferencias culturales. No contribuye al caso el hecho de que de la prensa gráfica nacional es propiedad de sólo siete compañías, de las cuales las cuatro más grandes (News International, Trinity Mirror, Northern and Shell y Daily Mail and General Trust), acaparan 90% del mercado. De esta manera, se logra una efectiva actividad normativa y selectiva que opera a través del lenguaje y del discurso, contribuyendo a la formación de la opinión pública. En 2001, 28.9% de los habitantes de Londres formaban parte de una minoría étnica, y en la ciudad se hablan más de 300 lenguas distintas, según el último censo, realizado por la Office for National Statistics (Oficina Nacional de Estadísticas). Desde el punto de vista económico, descuidan un enorme mercado, por no adaptarse a un público enorme, que recurre a la prensa gráfica diariamente.
Los almacenes árabes venden diarios en árabe. Los kioscos rusos venden periódicos en ruso, y los bares españoles El País. En los supermercados, sólo se encuentran diarios dirigidos a británicos. Mientras Londres por un lado se jacta de ser una ciudad que no construye guetos, como Nueva York tiene su China Town, Little Italy,Brooklyn, etcétera, Londres levanta barreras imaginarias a traves de sus periódicos.