La relación entre el presidente López Obrador y buena parte de los medios de comunicación y periodistas es una que pasa por diversos momentos. Algunos de estos son de franco enfrentamiento, en tanto que en otros los comunicadores y sus empresas tienen que sufrir las consecuencias del enojo del mandatario ante la crítica. El abanico de estos momentos empieza a dejar en claro que no será una relación sencilla y sí una que derive en una depuración del escenario mediático nacional. Veamos algunos de estos episodios.
Incómodos y en problemas
El panorama actual para los medios de comunicación mexicanos y sus periodistas, es uno en el que el gobierno federal ha aprovechado el error de éstos al mantener su dependencia de la publicidad oficial como primera fuente de ingresos. El problema es que esto es motivado por la intolerancia a la crítica y los rencores del mandatario, que si bien sufrió en la década de los años 90 una campaña de desprestigio brutal, no separa a los medios que estuvieron en esas acciones –y a quienes las ordenaron– de todos los demás, metiendo en el mismo saco a comunicadores y empresas.
Lo anterior como contexto de la actual relación que se da entre el mandatario y los medios, permite entender algunos episodios que se han vivido recientemente, mismos que reflejan que en esta materia quienes llevan las de perder somos los periodistas y las empresas en las que laboramos. Veamos.
Reforma como el medio que más incomoda a AMLO
De acuerdo al portal La Política on line, el diario Reforma –uno de los más atacados desde las mañaneras de Palacio Nacional–, está recibiendo financiamiento por parte de empresarios –se cita a Slim, Baillères, Díaz Morodo, Larrea y González– para que el diario “se convirtiera en el periódico de la resistencia”.
Una de las razones para esto es que se trata de uno de los medios que más incomodan a López Obrador, además de la preocupación por los pocos contrapesos que el mandatario pueda tener.
Así, al menos un medio estaría en condiciones de ofrecer pelea en esta lucha desigual.
El Financiero en dificultades
En contraste, el periódico propiedad de Manuel Arroyo estaría en serias dificultades financieras que lo llevaron –hace poco tiempo– a un recorte de personal y a solicitar un préstamo. Llama la atención la mención que mereció en Palacio Nacional, acerca de que era un buen medio a excepción del columnista Pablo Hiriart, quien tampoco es del agrado presidencial por las críticas que ha realizado en su espacio.
Quien piense en coincidencias, tal vez debería volver a reflexionar acerca de esto.
Los columnistas que sólo se dedican a atacar a AMLO
En línea con lo anterior, llamó la atención la frase de López Obrador pronunció el pasado 25 de junio en su mañanera: “Debe haber como 100 columnistas en todo lo que es la prensa escrita, que hay periódicos que tienen hasta 10, 15, como 100; y de esos 100, yo creo que 90 o 95 están constantemente un día sí y el otro también cuestionándonos. Yo una vez dije, y lo creo, que nos convertimos en una de las industrias más importantes para muchos medios de información, muchos obtenían sus ingresos y trabajaban a partir de cuestionarnos”.
Con esas palabras no sólo abrió un nuevo frente de batalla, sino que puso en la mira a los columnistas. Hay que recordar lo que ha sucedido con Ricardo Alemán –aunque buena parte de lo que le sucedió fue por su imprudencia–, pero ya se empieza a comentar en el medio que algunos de estos periodistas podrían dejar sus actuales espacios por presiones, exacto, de ya saben quien.
Los problemas en el IMER
Primero se anunció que habría un despido de 200 personas del Instituto, incluso hubo manifestaciones en redes sociales y otros medios que denunciaban la medida, pero al día siguiente el gobierno federal anunció que no habría recortes y sí más recursos para el medio oficial.
En un tuit, el IMER agradeció el salvamento, en especial al presidente López Obrador, a pesar de que su administración no le otorgó el presupuesto suficiente para no tener que tomar este tipo de medidas.
Radio Centro, a la caza de la publicidad gubernamental
En tanto el IMER está en problemas, la apuesta de Radio Centro es dar más espacios a periodistas afines a la 4T como una manera de capotear el vendaval que enfrentan, producto tanto del actual estado de falta de publicidad oficial, como de errores propios y con la carga de lanzar un canal de televisión en la Ciudad de México este año.
Julio Hernández, autor de la columna Astillero en La Jornada y dueño de la edición de San Luis Potosí, es el nuevo director editorial del grupo radiofónico, que también ha despedido personal y enfrenta problemas financieros, quien se suma a Carmen Aristegui en este grupo.
Como se puede apreciar, la reconfiguración del escenario de medios periodísticos nacionales sigue en marcha, con las consecuencias que ya conocemos para muchos de los profesionales de la información. El público puede perder voces distintas a las que, ahora, se están alineando con un oficialismo que no termina de quitarse la mascara y reconocerse como tal.