Las historias y las películas de suspenso siempre han sido mis favoritas; mi madre y yo compartimos muchas pasiones en común, ésta es una de ellas, hasta la fecha nos encanta hacer maratones de “La dimensión desconocida”y vemos “Vértigo” y “Psicosis” una y otra vez.
Hace un mes, gracias al estreno de “Hitchcock”, mi madre compartió en mi Facebook algunos datos curiosos de la película “Psicosis”, del “maestro del suspenso”; me dijo que a Hitchcock le gustaba un pintor que a mí también me gusta, pero que no recordaba el nombre. Me puse a buscar información y supe que la casa de Norman Bates está inspirada en un cuadro de Edward Hopper llamado “Casa junto a las vías del tren”. Interesada en el tema encontré muchos artículos donde se resaltaba el gusto de Hitchcock por Hopper.
Mi gusto por el suspenso influenció, desde chica, mi pasión por el arte; Giorgio de Chirico, Rene Magritte y Edward Hopper, (junto con Edvard Munch) son, en mi opinión, los maestros del suspenso pictórico; los tres crean mundos misteriosos y extraños en donde dominan el vacío y el silencio.
Las pinturas de Hopper tienen una composición geométrica y hacen uso de un particular juego de luces y sombras que aumenta el dramatismo de la escena; sus ambientes resultan en ocasiones propios de una terrible pesadilla, porque el extrañamiento se esconde detrás de la “normalidad” de la vida norteamericana, al igual que el terror y el suspenso de Hitchcock que se genera en la cotidianidad de lo mundano. Como espectadora del cuadro “Nighthawks” me enfrento a una soledad encubierta que resulta insoportable, congelada en la quietud de una tensión contenida, donde la exactitud de los detalles me exige mirar con atención a los cuatro personajes que están inmersos en su propia individualidad, alejados de toda interacción.
Hopper no solo influenció al cine, sino que también fue afectado por éste, sus escenas mayormente horizontales, parecen sets de cine, en donde se puede percibir el comienzo de una historia, parece que congelara el instante previo a la acción; dice Erika Bornay que en la pintura de Hopper se reconoce un conflicto en donde se encuentran uno o varios personajes atrapados en un momento de sus vidas, y que este momento abre acceso a la imaginación literaria en la que le permite al observador inventar su propia historia. A partir de esto me parece que su pintura se presenta como un yo espejo, para que el espectador se vea reflejado en esa realidad.
Este pintor estadounidense del suspenso, contemporáneo al expresionismo abstracto, es considerado uno de los más importantes representantes del realismo americano, aunque su obra otorga a lo real un toque fantástico en el que plasma la psicología de sus actores y del ambiente. Sus temas tienen muchas lecturas, el observador se mantiene expectante al rehusarse a un desciframiento inmediato, aunque se puede apreciar que casi todos sus cuadros evocan la soledad, la distancia y el extrañamiento, con frecuencia “del hombre y la naturaleza en el límite de la civilización”, que representa con dramatismo y melancolía en sus cuadros de casas o paisajes con signos del progreso técnico. Vemos este mismo discurso nostálgico cuando sus personajes miran o son mirados por la ventana, en la que se ven inmersos en esa modernidad en la que están aislados.
Otro tema muy importante en la obra de Hopper, es el de la mirada voyeurista hacia la mujer, que retoman tanto Hitchcock (“La ventana indiscreta”), como el pintor contemporáneo Eric Fischl (“Bad boy”), en el que gracias a la prohibición, se elevan el suspenso y la expectativa. En el caso Fischl su pintura muestra más drásticamente la doble moral y los deseos reprimidos de la sociedad estadounidense. Tema que se retoma con maestría en la película “The girl” de la BBC, que habla sobre la vida de Hitch en la época en que filmara “Los pájaros” y da cuenta de su obsesión por otra de las rubias: Tippi Hedren.
Es evidente que Hopper causó un gran impacto en su tiempo y en nuestros días, al lograr capturar ese instante que da entrada a la imaginación del espectador, en la que una historia hitchcockeana puede dar inicio, como en el cuadro “Room in Brooklyn”, que podría tratarse de Norman Bates vestido de su madre mirando por la ventana; o podríamos encontrarnos a la mitad del célebre primer capítulo de “La Dimensión desconocida” Where is everybody? (en español ¿Dónde está todo el mundo?). Un hombre camina por una ruta del campo y llega a una estación de servicio, pero no hay nadie. La cocina está funcionando, los platos calientes, hay música en la máquina… pero no hay nadie. Poco a poco se percata de que no sabe quién es ni cómo ha llegado allí. Es solo el principio de su pesadilla.