
Mordiéndome las uñas,
el vapor lacrimógeno
me recorre la espalda,
para darle paso
a un estupor sin sentido,
el tiempo colapsa
por un instante,
en parpadeos,
cayó el primero.
Mordiéndome las uñas,
el vapor lacrimógeno
me recorre la espalda,
para darle paso
a un estupor sin sentido,
el tiempo colapsa
por un instante,
en parpadeos,
cayó el primero.