Ahora que ABBA está de regreso, recomendamos: El éxito planetario de ABBA

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Escribe: Rogelio Villarreal

El triunfador del festival Eurovisión 2015 fue el sueco Måns Zelmerlöw, a quien no tengo el gusto de conocer pero me da el pretexto para hablar del grupo sueco ABBA, que ganó en la edición de 1974 de ese festival con la canción “Waterloo”.

Cada año ABBA vende más de dos millones de discos, sus canciones son coreadas por distintas generaciones y forman parte del soundtrack de buenas películas nostálgicas como Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (Stephan Elliott, 1994), sobre dos drag queens y una transexual que se dedican a la comedia musical, y La boda de Muriel (P.J. Hogan, 1994), la historia de una chica gorda y poco agraciada obsesionada tanto con el matrimonio como con las canciones de ABBA -ambas cintas australianas, por cierto.

El éxito del cuarteto sueco comenzó en 1974 con el triunfo de “Waterloo” en el Eurovision Song Contest, en Brighton, Inglaterra. A esa enérgica pieza que comparaba la derrota de Napoleón ante las tropas inglesas en la campiña belga con una dulce rendición amorosa siguieron decenas de melodías con extraordinarios arreglos instrumentales, orquestales y vocales de aparente simplicidad, además de complejas técnicas de grabación en varias pistas. Las entradas a los conciertos en el Reino Unido, Japón y Australia se agotaban para ver y escuchar a un par de músicos virtuosos y bonachones, más bien feos, y a dos deslumbrantes mujeres -una rubia, la otra morena- de voces tersas y perfectamente acopladas ataviados con vistosas capas, overoles, minifaldas y botas que remedaban la indumentaria plástico-espacial de Los Supersónicos.

Más información: https://bit.ly/2r88DvZ

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