jueves 21 noviembre 2024

Recomendamos: El autor de “El fantasma de Canterville”. Fue preso por homosexual y murió en el alcohol: el comic que cuenta el infierno de Oscar Wilde y fue premiado en España

por etcétera

El autor de El Fantasma de Canterville sigue vivo. Oscar Wilde sigue vivo aunque murió hace 120 años, el 30 de noviembre de 1900, cuando apenas había cumplido los 46. Murió en París, exiliado.

Pero sus libros son clásicos de la literatura que se han versionado una y otra vez en cine y televisión, y que se siguen reimprimiendo. Lo mantienen con vida desde los niños que leen El Príncipe Feliz o El fantasma de Canterville hasta los que quieren entender la obsesión por la belleza y la juventud eterna y recurren a El retrato de Dorian Gray, pasando por los que citan sus aforismos y frases provocadoras ahora en la brevedad de los tuits.

Los últimos años de Wilde, los que van de 1895 a 1900, tal vez sean los más sombríos y los más desconocidos de su vida. Son los que van desde su prisión en Reading por los cargos de sodomía en la Inglaterra victoriana, cuando la homosexualidad estaba penalizada, hasta sus días en París, sumido en el alcoholismo y sin poder escribir una línea. El novelista gráfico Javier de Isusi ficcionalizó esta etapa en su libro La divina comedia de Oscar Wilde, que hace unas semanas ganó el Premio Nacional del Cómic de España.

“Elegí ese título porque él comparaba su vida con La Divina Comedia”, le dice De Isusi a Clarín desde Garganta La Olla, el pueblo de Extremadura de apenas mil habitantes en el que vive hace quince años con su familia. “Wilde comparaba su estancia en la cárcel con el infierno de Dante. La Divina Comedia es un viaje por el más allá (infierno, purgatorio y paraíso) y efectivamente él estuvo en el infierno en la cárcel, parece que estuvo en un purgatorio durante su exilio en París. Y entonces lo que yo aventuro es que además de ese purgatorio llegara a atisbar un poco de paraíso”.

Ávido lector de Wilde desde chico, De Isusi dice que el tema de este libro lo eligió a él, lo capturó. “Tendría dieciséis o diecisiete cuando leí Dorian Gray y me produjo una impresión muy fuerte que la misma persona pudiera haber escrito ese libro y los cuentos infantiles que había leído antes. Y hasta que leí De Profundis, a mis cuarenta y cuatro, no había logrado comprender que fuera la misma persona”.

En ese libro, escrito en prisión, “él expresa un deseo de cambiar de vida. Lo que me vino en ese momento fue la pregunta de si lo logró. Hasta ese momento, no sabía mucho acerca de su vida; es un personaje que siempre me había interesado y del que curiosamente nunca había leído una biografía. Y vi que lo que decían sus biógrafos es que se había muerto alcoholizado, sumido en la decadencia y tal. Me vino el pensamiento de que tenía que haber algo más”.

En el recorrido de investigar e imaginar cómo fue el final de Wilde, el dibujante español fue encontrando nuevas preguntas. “La idea del cómic fue ver si sería posible una historia de ese final en el que además de esa decadencia hubiera algo que desde fuera no se viera. ¿Es compatible un final decadente para una persona pero que por dentro esté viviendo algo más liberador? Él mismo decía que intentar convencer a los demás de algo implicaba renunciar a lo mismo de lo que intentamos convencerles. Entonces, a lo mejor, en esos últimos años, él vivió algo que no quiso transmitir, algo más interno. Esa fue la génesis del proyecto”.

A lo largo del libro, se pueden ver pensamientos de Wilde y una serie de entrevistas ficticias con algunos de sus amigos reales, como Manuel y Antonio Machado, André Gide, Henri de Toulouse-Lautrec y, por supuesto, su ex amante, Bosie. También hay una alucinación, un encuentro imaginario entre Wilde y Rimbaud, el “poeta maldito” que murió ocho años antes que él.

¿Por qué sigue vigente?

¿Por qué hoy, que el mundo es tan diferente, el escritor que nació en Dublín -y murió cuando su país aún no se había independizado del Reino Unido- sigue vigente?

De Isusi ensaya una respuesta. “Como dijo tu compatriota Borges, Oscar Wilde casi siempre tenía razón. A medida que fui conociendo más su obra, me fui dando cuenta de que hay una profundidad en sus frases que, como son contradictorias entre ellas, le da aún más riqueza porque te muestra la naturaleza poliédrica de la realidad. Es un hombre que nació en el siglo XIX que decía que era un griego nacido a destiempo, que tendría que haber nacido en la Grecia Clásica. Pero también podemos pensar que era un hombre del siglo XX nacido a destiempo, porque era mejor orador que escritor. Si hubiera nacido en el siglo XX se habría dedicado a la televisión y si hubiera nacido en el siglo XXI habría sido el rey de las redes sociales”.

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