La guerra comercial de Estados Unidos contra Canadá y China se mantiene: Justin Trudeau afirmó que su país mantendrá los aranceles hasta que no les sean retirados a los productos de su país, mientras que la potencia asiática adiverte que luchará hasta el final”.
En plena guerra comercial desatada por Donald Trump, el primer ministro canadiense afirmó que ellos mantendrán los aranceles sobre productos estadounidenses pese a la suspensión de un mes a la de la industria automotriz determinada el miércoles por las autoridades de su vecino del sur.
Este jueves Justin Trudeau fue muy claro en su posición: mientras los aranceles impuestos a los productos canadienses se encuentren en vigor, su país también mantendrá los suyos, lo que consideró como una respuesta “con contundencia”.
Además, el primer ministro indicó que “en el futuro previsible seguiremos en una guerra comercial lanzada por Estados Unidos. Los canadienses deben seguir comprando productos canadienses y apoyándose mutuamente”.
Ello ocurre a pesar de que Trudeau también mantuvo el miércoles una llamada telefónica con Trump, la que calificó como “interesante”, “animada” y “constructiva”, pero también reconoció que en la conversación hubo planteamientos y tonos distintos.
En el marco de la suspensión de un mes de aranceles que Estados Unidos concedió para los productos provenientes de México que estén incluidos en el T-MEC, el secretario de Comercio del gobierno de Trump, Howard Lutnick, anunció en una entrevista televisiva que este jueves podría tomarse una medida similar con Canadá, aunque el funcionario insistió en que se mantendría hasta el 2 de abril en espera de que sus vecinos muestren un avance en la lucha contra el fentanilo.
Desde el pasado martes, cuando inició la aplicación de los aranceles, Canadá también estableció los suyos como represalia, y entre otras medidas, una de las más llamativas fue que varios gobiernos de las provincias de este país determinaron quitar de la venta al público las bebidas alcohólicas provenientes de Estados Unidos.
Por su parte, China, también afectada por los aranceles impuestos por Trump el martes pasado, en un aumento del 10 al 20 por ciento en sus productos. Ello fue respondido también con aranceles, pero de manera selectiva sobre algunos productos: fue un 15 por ciento sobre las importaciones de pollo, trigo, maíz y algodón, además del 10 por ciento sobre sorgo, soja, carne de cerdo y de res, productos marinos, lácteos, frutas y verduras.
Además, el gobierno chino también ordenó detener las importaciones de madera de Estados Unidos, imponer ciertas restricciones que afectan a empresas de este país, además de que se harían algunas investigaciones antidumping sobre importaciones.
Pero el enfrentamiento de la gran potencia asiática con Estados Unidos amenaza con desbordarse, ya que el vocero de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian, anunció que su país “luchará hasta el final” en caso de que el gobierno estadounidense insista “en librar una guerra arancelaria, comercial o de cualquier otro tipo”.
El funcionario chino hizo una seria advertencia: “La presión, la coerción y las amenazas no son las formas correctas de relacionarse con China. Intentar ejercer la máxima presión sobre China es un error de cálculo y una equivocación”.
Además, tanto Canadá como China advirtieron que recurrirían a presentar demandas contra Estados Unidos en la Organización Mundial de Comercio.