Suena tu móvil, miras la pantalla y te encuentras con un aviso del viaje que planeas hacer por la tarde. Te parece extraño, pero continúas. Das doble clic y ves la ruta exacta en el mapa de cómo llegar a tu destino, el dato preciso de a qué distancia estás en ese momento, con tiempos estimados de cuánto te demorarías si hay atasco. Si sigues explorando un poco más, probablemente también aparezca el nombre de la persona con la que planeas hacer ese viaje… ¿Por qué? Si tú nunca pediste un recordatorio y tampoco guardaste todos esos datos en la agenda del teléfono. La realidad es que Google te conoce mejor que tu propia madre, y sabe mucho más de ti de lo que probablemente crees.
¿Exactamente cuánta información sabe de ti la plataforma de búsqueda más utilizada en el mundo? Sabe tu nombre completo, tu nacionalidad, las palabras que usas con más frecuencia en WhatsApp y en tus correos electrónicos. Conoce todos y cada uno de los mensajes que has escrito, recibido y borrado, la música que sueles escuchar a determinada hora, los sitios a los que vas: cerca de tu trabajo, de tu hogar, en otra ciudad o fuera de tu país, la fecha en la que fuiste, y probablemente los amigos que hiciste.
Conoce las fotografías que haces con tu teléfono, las que has borrado y las que nunca compartes, conoce el nombre de tu expareja, cuánto tiempo estuviste con ella. También sabe que estás leyendo este artículo, quién te lo ha recomendado, y… si decides compartirlo, también te recomendará algunos contactos frecuentes para hacerlo. Algo que seguramente te ha pasado cuando compartes en algo en WhatsApp, ya que la misma aplicación te sugiere a tus contactos frecuentes.
Cada que buscas algo en Internet, Google –que cuenta con 2.000 millones de usuarios activos al mes– crea un perfil con diferentes etiquetas en función de tus intereses, datos demográficos e ingresos. Sí, por muy aterrador que parezca, Google también sabe cuánto dinero ganas y en qué lo podrías gastar, y lo sabe si cada mes te llega la detallada nómina de pago a Gmail, el servicio de correo de Google, con el nombre de tu empresa, tu número de afiliación a la seguridad social y demás información privada.
“Si te preguntan dónde pasaste la tarde de determinado día de hace cuatro años, probablemente no lo recuerdes, pero Google sí. De hecho, si estás dando un paseo y te paras en una tienda a comprar algo, Google tiene algoritmos especiales para registrar eso”, explica Roberto Esteban Sánchez, CEO y experto en ciberseguridad de Tecnek Cybersecurity. “Lo mismo ocurre cuando engañas a tu pareja: sabe que cambiaste de rutina, que no dormiste en casa y la hora exacta en la que te conectaste al wifi de la otra persona. Esa es información muy personal que Google conoce”.
¿Es tu culpa que Google sepa todo de ti? En teoría, sí. Lo autorizas cuando descargas algo sin leer las políticas de privacidad, o cuando activas la ubicación al acceder a algún sitio web. ¿Lo puedes evitar? No por completo. “Posiblemente la única manera de evitarlo es no utilizar un smartphone o hacer uso de navegadores que sean más privados. Pero esas soluciones no son realistas, pues no te aportan lo que te aporta Google, ni te dejan utilizar el correo electrónico, ni el calendario. Parece que no hay escapatoria. Android es propiedad de Google, y la mayoría de los usuarios de Apple utilizan el buscador de Google, no el de Safari, así que estamos indefensos”, resume Roberto Esteban.
Lo que sí podemos controlar es lo que compartimos con otras aplicaciones ajenas a Google. “Existen innumerables aplicaciones hackeadas por algunas compañías que usan toda esa información para distintos fines de control o fraude. No debemos descargar aplicaciones gratuitas, y de dudosa procedencia como videojuegos, apps para editar fotos o descargar películas…”, explica Roberto Esteban.
La mayoría de las personas no le damos la debida importancia a las políticas de privacidad de cualquier aplicación que descargamos, a las cookies de todas las páginas de internet y a la ubicación que te pide Google, y es completamente normal. “Las únicas personas que alguna vez han leído esos documentos completos son las que trabajan en ciberseguridad, no nos engañemos, y si alguna persona más lo ha leído, seguro que no lo entendió”, explica Roberto Esteban. Sin embargo, en la actualidad, algunas compañías están obligadas a resumir las políticas de seguridad, y a hacer más sencillo el lenguaje que manejan, ya que la mayoría cuentan con palabras desconocidas para el usuario.
Todo lo anterior, aunque parezca sacado de una película de espionaje, no es secreto. Lo puedes encontrar en la primera línea del documento de política de privacidad del buscador de Google que, probablemente, nunca has leído. “Cuando usas los servicios de Google, nos confías tu información”. Así de claro.
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