Agnès Poirier – The Guardian
Simone de Beauvoir decía que la reunión de editores de los domingos a la tarde era “la forma más alta de la amistad”, pero después de 74 años Les Temps Modernes, la revista mensual que fundó con Jean-Paul Sartre, ha cerrado.
La muerte del último editor, Claude Lanzmann, en julio pasado, hizo que la decisión de suspender la publicación se volviera inevitable por parte de su editorial, Gallimard. Lanzmann, colaborador desde los primeros tiempos y alumno de Sartre, había tomado la posta de manos de De Beauvoir, su ex amante, cuando ella murió en 1986. El deceso del editor quebró el círculo mágico de la historia.
Además, ¿quién podría estar hoy a la altura de esos tres pesos pesados intelectuales?
Leer un número de la primera década de la revista es tan novedoso hoy como entonces. El tono es original, los reportajes se leen como literatura, el estilo carece de concesiones y el análisis es combativo. A menudo se considera que el Nuevo Periodismo surgió en Nueva York a fines de los años 50. Pero podría argumentarse que provino de París a fines de los 40 con Les Temps Modernes, que fue una de las publicaciones iniciales en salvar la brecha entre literatura y periodismo.
El primer número de octubre de 1945 provocó un big bang en el periodismo y la política y no sólo en Francia.
Su manifiesto fue traducido y publicado en muchos medios, entre ellos Horizon de Cyril Connolly en Londres. Decía: “Todos los escritores de origen burgués han conocido la tentación de la irresponsabilidad. Yo, por mi parte, hago a Flaubert personalmente responsable de la represión que siguió a la Comuna porque no escribió una sola línea para tratar de detenerla. No era asunto suyo, dirá quizá la gente. ¿El juicio de Calas era asunto de Voltaire? ¿La condena de Dreyfus era asunto de Zola? Los que hacemos Les Temps Modernes no queremos vacilar con respecto a los tiempos en que vivimos. Nuestra intención es influir en la sociedad en la que vivimos. Les Temps Modernes tomará partido”.
Para difundir su característica voz, la revista (que recibió su nombre en homenaje a Tiempos modernos, la película de Charles Chaplin) podía confiar en una variedad de talentosos escritores y filósofos de todo el espectro político. Comunistas, católicos, partidarios del general De Gaulle y socialistas: el filósofo Raymond Aron, el fenomenólogo marxista Maurice Merleau-Ponty, el antropólogo y crítico de arte Michel Leiris e incluso Picasso, que había aceptado diseñar la portada y el logo.
El escritor británico Philip Toynbee aportó una Carta desde Londres, mientras que las novelas y los ensayos que al comité de edición le gustaban particularmente se publicaban por entregas antes de salir al mercado en formato de libro o con vistas a atraer a un posible editor. Les Temps Modernes tenía particular interés en las mujeres, los escritores extranjeros, los disidentes y las voces talentosas originales.
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