La supuesta niña Frida, atrapada en el inmueble derrumbado del Colegio Enrique Rébsamen, en Villa Coapa al sur de la Ciudad de México, acaparó la atención del público desde el primer momento que su nombre fue conocido durante las labores de rescate por el sismo de 7.1 grados en la escala de Richter que se registró el martes pasado en el centro de México.
La presencia de menores entre las víctimas, la formidable fuerza de trabajo de brigadistas y voluntarios que se afanaron en la búsqueda de sobrevivientes en el Rébsamen, un indudable gusto nacional por el melodrama y la avidez comercial por un hit noticioso, se conjugaron para convertir a “la menor” en símbolo y esperanza nacional durante los primeros días del siniestro.
Sin embargo, ha comenzado a surgir una duda plausible sobre la verosimilitud de la historia; salvo un rescatista y su equipo (el hoy célebre Jorge “Houston”), nadie más ha podido hablar o escuchar a la presunta niña; las maestras del colegio confirmaron que todas las estudiantes de nombre Frida y/o Sofía ya fueron ubicadas; en las últimas horas ningún padre de estudiantes desaparecidos se ha hecho presentes en la zona, pese a que la Marina pidió que todo aquel que no haya localizado a su hijo acuda al Centro de Mando que coordina las labores de rescate en la escuela.
Para colmo, el posible desvanecimiento de la supuesta niña Frida estaría convirtiendo su historia en una sombría coincidencia más con el sismo de 1985, cuando la sociedad quedó galvanizada por la búsqueda de “Monchito”, otro presunto menor atrapado entonces por varios días, que nunca apareció y del que ahora hay razones fundadas para creer que nunca existió.
De aquella búsqueda de 1985 y su fuerza mediática, atestigua la presencia en el lugar del desastre de santeros, cantantes, bomberos, rescatistas, Plácido Domingo, el embajador de Estados Unidos en México, dos hijos del entonces presidente Miguel de la Madrid y hasta un presunto hijo de Jorge Negrete.
En la calle de Venustiano Carranza, número 148, el rescate de Monchito, un niño de 9 años enterrado bajo los escombros de aquella vecindad del centro, ubicada en La Merced y propiedad de su abuelo, transcurría como un auténtico drama nacional, desde que el 4 de octubre la prensa comenzó a darle difusión a la historia. El País de España fue uno de los medios que siguió la noticia con especial interés:
“Fue precisamente la ausencia de moscas y de olor a muerto lo que llamó la atención en la casa de Venustiano Carranza, 148, al ingeniero argentino Carlos Marbran. Es un voluntario que trabajó varios días como intérprete con los rescatistas italianos y luego siguió por su cuenta”.
Luego de que equipos de rescate italianos, israelíes y de la Marina mexicana dictaminaran que allí no había vida, llegaron jóvenes de la sección 5 del Voluntariado Nacional, quienes creyeron detectar signos de vida, y durante una semana desencadenaron en México la esperanza de rescatar una vida más.
“Si eres un adulto da un golpe, si eres un niño golpea dos veces”, se escuchaba decir a los rescatistas quienes quedaron perplejos al escuchar 2 golpes. La esperanza de los padres del pequeño se reavivó al creer que su hijo podía estar vivo. El mismo presidente De la Madrid dio órdenes de que no cesara la búsqueda y rescate de Monchito; la sociedad mexicana buscaba una noticia de esperanza y fe.
El País llamaría a la historia ‘el rescate imposible’. Algunos periodistas de la época opinaron después que la familia del niño habría inventado la historia para acaparar la atención de los cuerpos de rescate, y recuperar una caja fuerte que estaba en la propiedad del presunto abuelo de Monchito.
Los eternos e inefables constructores de teorías de complot se aventuraron a especular que la historia de Monchito fue una invención de los medios de comunicación de la época para desviar la atención que existía hacia la penosa e ineficaz respuesta del gobierno ante la catástrofe natural en aquella época.
Así pues, del 4 al 15 de octubre la radio, la televisión y toda la prensa escrita bombardearon al país con la noticia de Monchito. Lo mismo daban a conocer la llegada de brigadas extranjeras para rescatarlo, testimonios de los padres del niño, como la orden de Miguel de la Madrid de que no cesara la búsqueda del pequeño. ¿No nos suena acaso ahora muy familiar?
(Con información de Soy Actitud, Excélsior y El Universal)
aml