El Ejército suministró huachicol, combustible robado y adulterado, a las empresas que trabajan con vehículos y maquinaria en las obras del Tren Maya en su Tramo 7, lo que ha originado daños y ha retrasado la construcción, informó Latinus.
Este miércoles en el noticiero Loret en Latinus fue presentado el reportaje “El Ejército compra huachicol: lo usa para el Tren Maya”, de Isabella González, en el que se presentan testimonios sobre la forma en que el Ejército ha surtido de combustible adulterado presuntamente robado a las empresas que ha subcontratado para realizar las obras.
Las declaraciones presentadas en el reportaje son de empresarios, supervisores de obras y operadores de equipo pesado que han sido contratados por la Secretaría de la Defensa Nacional en el Tramo 7, que va de Bacalar, Quintana Roo, hasta Escárcega, Campeche.
Según los dichos presentados, el Ejército surtió diésel presuntamente robado y adulterado con aditivos o agua, mediante pipas sin ningún logotipo que permitiera identificar al dueño, a los subcontratistas.
Sin embargo, ello provocó descomposturas en cientos de vehículos y de máquinas, lo que incluso provocó una interrupción de los trabajos. Uno de los testimonios anónimos presentado indica que, tras la inyección del combustible por el Ejército, la máquina empezó a fallar. Por ello tomaron muestras e hicieron una prueba: al depositarlo en un vaso de unicel se consumió, lo que indicó que contenía algún solvente: era combustible adulterado, lo que descompuso vehículos y máquinas, que debieron detener.
Tras las descomposturas se informó del problema a los militares responsables de los frentes de obra, que negaron tener cualquier responsabilidad y pidieron a los afectados asumir los gastos de la reparación de los equipos dañados. Pero después aceptaron que el combustible que suministraron era huachicol y accedieron a que fuera retirado de los equipos para que fuesen limpiados depósitos y filtros. Según un testimonio, algunas máquinas estuvieron paradas durante un mes.
Además de esos testimonios, el reportaje de Latinus presentó audios de llamadas de Amílcar Olán, el empresario clave en la red de tráfico de influencias del Clan, grupo encabezado por los López Beltrán, hijos de Andrés Manuel López Obrador.
En las grabaciones, uno de los trabajadores de Olán refiere que compró diésel, 200 litros, que ha pagados dos veces, pero que se ha comprado más barato el huachicol.
En otro audio, Olán habla con su hermnao Luis Alberto, quien también refiere el precio más bajo del combustible que ha comprado para las máquinas que utilizan en sus minas de balasto, material del que surten al Tren Maya.
Así, se escucha decir al hermano del empresario del Clan: “El diésel ¿qué onda? Porque has de cuenta que estos locos está más barato de lo que hemos comprado, como 15 o 20 centavos más barato, y es facturado”.