Es momento de defender la libertad de expresión, la libertad de prensa, el derecho a la información.
Si impera la indiferencia, los embates en su contra marcarán el rumbo para violaciones en otros ámbitos de la vida.
La detención de Julian Assange no pone en peligro sólo a este hombre. Es el preámbulo de la era de los más poderosos acordando, acallando.
El video que subió a redes el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, es el ejemplo de los tiempos que se avecinan. Indica que la paciencia de su país llegó al límite por el comportamiento de Assange. “Bloqueó las cámaras de seguridad… Ha accedido sin permiso a archivos… Mientras denuncia estar incomunicado y rechaza la conexión de internet proporcionada por la embajada, posee un teléfono móvil con el que se comunica con el exterior”, puntualizó en la lista de agravios.
Scotland Yard confirmó que fue Estados Unidos quien pidió la extradición.
A Julian le espera el castigo de una administración liderada por Donald Trump.
Ayer no solo se sentó un oscuro precedente para quienes solicitan asilo político, también para quienes opinan, escriben y publican verdades incómodas sobre el poder.
Retomo las palabras de Matthias von Hein, redactor de Deutsche Welle: “La verdadera democracia necesita esas verdades incómodas, necesita ciudadanos informados precisamente sobre procedimientos que a sus gobiernos les gustaría mantener ocultos bajo un manto de silencio. Julian Assange nunca ha traicionado secretos. Los ha publicitado. Igual que otros medios cuando hacen bien su trabajo”.
Razones y Pasiones
A quien le han colgado más filtraciones que WikiLeaks (bueno, casi) es a Marcelo Ebrard.
En el sexenio de Peña Nieto se difundió que él había entregado a Carmen Aristegui los datos que desencadenaron el multipremiado reportaje de “La Casa Blanca de Peña Nieto”.
Se divulgó esta versión, a pesar de la explicación y los documentos que los reporteros mostraron. Del camino que recorrieron para realizar toda la investigación, paso a paso.
Ahora ya le están endilgando la filtración de una parte de la famosa carta de solicitud de disculpa que AMLO envió a España por lo sucedido durante la Conquista.
Por alejado que se quiera mantener de los reflectores mediáticos, hay quienes no le quitan la mirada al canciller.
Tan es así, que Jesús Ramírez Cuevas, Coordinador General de Comunicación Social, tuvo que salir a desmentir su presunta renuncia como secretario de Relaciones Exteriores.
Más información: http://bit.ly/2Pel4Cl