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En un país en el que reina la impunidad y más del 90 por ciento de los delitos no es castigado, sería buena noticia que por fin se investiguen escándalos de corrupción para deslindar responsabilidades, sancionar a quienes hayan delinquido y reparar los daños. Algunos sostienen que el encarcelamiento de Rosario Robles representa un paso en esa dirección, pero, además de que es prematuro asegurarlo, hay elementos que no encajan con una imparcial procuración de justicia.

Lo que se conoce como La Estafa Maestra es un esquema de desviación de recursos a través de contratos con universidades públicas, las cuales subcontrataron empresas fantasma. Se dio a conocer por el trabajo periodístico de Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y la sustancia de la investigación se encuentra en los informes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Estamos hablando de más de cuatro mil millones de pesos, cuyo paradero es hoy desconocido.

Fueron once dependencias del gobierno federal involucradas que replicaron el mismo modus operandi y catorce universidades que se prestaron al enjuague. Ahí está la oportunidad de hacer una investigación que vaya a fondo de la defraudación sistémica, que llegue a todas sus ramificaciones, identifique a cada uno de los responsables, los sancione y aclare el destino del dinero.

Pero hasta el momento, no se ha visto intención de la Fiscalía General de la República (FGR) de ir más allá de Rosario Robles y su equipo. La acusación que se le hace, responsable por omisión al no detener ni informar al Presidente de la defraudación, no contribuye a ir contra todo el entramado. Al contrario, apunta a que todo acabe con ella.

Justicia selectiva no es justicia. Irónicamente, eso convertiría a Robles en el “chivo expiatorio” que el propio Presidente adelantó al preguntarle. Por cierto, no es creíble que Enrique Peña Nieto no hubiera estado enterado, pues fue un escándalo público con amplia difusión y no faltaron periodistas que le inquirieron sobre el tema; el entonces titular de la ASF, Juan Manuel Portal, asegura habérselo informado personalmente.

Es verdad que Rosario Robles se convirtió en la imagen emblemática de La Estafa Maestra en los medios, pero no necesariamente fue seleccionada por eso para ser la primera, y quizá única, que pagara por tan extensa red de corrupción. Hay al menos otra posible respuesta.

Su rompimiento con Andrés Manuel López Obrador en 2004 se dio como consecuencia de los videoescándalos que exhibieron a gente cercana a él apostando en Las Vegas con dinero de Carlos Ahumada o recibiendo de éste fajos de billetes. Recordemos que otro detenido de alto perfil es Juan Collado, abogado del empresario argentino en aquel tiempo.

Más información: http://bit.ly/2HgpWnA

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