Luego de darse a conocer el contenido del libro El Rey del Cash, de Elena Chávez, en donde se dice que Mario Delgado entregaba maletas llenas de dinero a Morena, el ahora líder del partido dijo que se trata de una estrategia de desprestigio y que aunque hubo aportaciones en metálico, no hubo maletas.
Usando como defensa únicamente el “no somos iguales” y el “imagínense” de AMLO, Delgado acusó que detrás de este libro está la “mano peluda” de “los conservadores”, otra de las estrategias del presidente.
“Imagínense si hubiéramos tenido maletas, pues no, no somos iguales, los de las maletas son los que compraban votos para las reformas de las Cámaras”.
“No tiene ninguna prueba, entonces pues son puros dichos. Pero se ve la mano peluda ahí, de los conservadores, es el mismo argumento, el mismo, el mismo otra vez: el financiamiento de Morena”.
Obviamente, no dijo que su acusación sobre la compra de votos a legisladores proviene a su vez de los puros dichos de Emilio Lozoya Austin, quien se comprometió a dar información a cambio de un “criterio de oportunidad” en el caso que se le sigue por corrupción, pero que, a casi dos años de estar en proceso no ha aportado una sola prueba y sin embargo, el gobierno le creyó, al grado que sustentó en sus dichos una orden de aprehensión en contra de Ricardo Anaya.
El libro afirma que dentro de Morena había coacción para que la gente entregara aportaciones “voluntarias”. Si se trataba de empleados de gobiernos morenistas, se les amenazaba con perder su empleo. Esta estrategia fue debidamente documentada en el caso de la ex alcaldesa de Texcoco, ex secretaria de Educación, Delfina Gómez, que descontó diezmos del salario de los empleados municipales.
Pero según Delgado, todo el financiamiento de Morena vino del “esfuerzo de miles de mexicanos y mexicanas”, que pusieron “en algunos casos”, dinero para que el “movimiento” fuera posible.
Y, tal como han hecho todos los afines al gobierno, colocó el libro de Elena Chávez en la categoría del despecho y la venganza de pareja, ya que ella fue esposa de César Yáñez, actual subscretario de Gobernación y durante muchos años uno de los operadores de más confianza de AMLO.
Es un libro de “reproches sentimentales”, dijo, en el mismo sentido que el propio presidente.
Según él, la publicación “es muy poco seria” y por eso no se meterán en polémica, aunque sea un golpe “de la derecha”.
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