Greta Garbo, la divina, así llamada por la última película que filmó en el cine insonoro –La mujer divina (1928)- fue una estrella sueca del star system de Hollywood a quien se le recuerda por haberse retirado en 1941, alejándose del escrutinio de los medios, los que, curiosos y ávidos de noticias de la misteriosa mujer, hacían lo posible por seguir sus pasos. La divina recibió un premio Oscar honorífico por su trayectoria de parte de la academia de artes y ciencias cinematográficas de Hollywood en 1954, galardón que no se dignó a recoger en la ceremonia respectiva. En 1951 se naturalizó estadounidense y se asentó en Manhattan, donde permaneció hasta su muerte en 1990. Jamás volvió a hacer cine y prefirió ser recordada como se le vio en la pantalla grande y no como lucía al paso del tiempo, cuando la edad lo marchita todo o casi. “Recuérdenme como era” parecía decir la célebre actriz.
Este recuento viene a propósito del grupo de música pop más importante de todos los tiempos: ABBA, una agrupación integrada por tres suecos -Björn Ulvaeus, Agnetha Fälstkog, Benny Anderson- y una noruega -Anni-Frid Lyngstad. En sus inicios grabaron People need love y Ring Ring siendo presentados con sus respectivos e impronunciables nombres, lo que resultaba complicado para fines publicitarios. En 1973 su productor Stig Andersson sugirió usar el palindroma ABBA basado en las iniciales de los cuatro artistas. ABBA era también el nombre de una enlatadora de pescado sueca y el cuarteto hubo de negociar el permiso respectivo con la fábrica. La empresa estuvo de acuerdo poniendo como única condición que el grupo no hiciera algo que resultara embarazoso en su trayectoria artística y que “ensuciara” el nombre de la compañía.
ABBA saltó a la fama en 1974 cuando ganó para Suecia el famoso concurso de Eurovisión con la canción Waterloo. Con todo y no obstante diversas giras realizadas por países europeos, no lograba consolidarse en mercados como el británico y el estadounidense. Después de todo era un grupo de suecos no angloparlantes, amén de que Suecia no contaba con una trayectoria reconocida en la música popular fuera de Escandinavia. Fue Australia donde las audiencias enloquecieron a fines de 1974 gracias a sencillos como I do, I do, I do, I do, I do y por las apariciones de la agrupación en televisión, lo que contribuyó a que el mundo anglosajón se interesara en el fenómeno nórdico. Así, en 1976, cuando se dio a conocer la compilación Greatest Hits con un nuevo sencillo, Fernando, ahora sí ABBA conquistó al mercado británico. Con su cuarto álbum de estudio Arrival, ABBA se consolidó con hits como Money, money, money, Knowing me knowing you y, claro, Dancing Queen que conquistó a los principales mercados del mundo, incluyendo los europeos, Estados Unidos y Japón. En este álbum es la primera ocasión en que aparece el famoso diseño de ABBA con la primera “B” invertida, obra del diseñador sueco Rune Söderqvist.
En 1978 siendo ya el grupo musical sueco más famoso del mundo, sus integrantes habilitaron un viejo cine para albergar los estudios Polar Music -actualmente propiedad de Universal Music Group- en Estocolmo, donde también han grabado otros artistas. Las giras continuaron por diversas partes del planeta. Álbumes como Voulez vous (1979), Super Trouper (1980) y The Visitors (1981) consolidaron el ABBA sound con las voces de Agnetha y Anni-Frid interpretando las canciones escritas por Björn y musicalizadas por Benny.
El desgaste provocado por giras extenuantes y las tensiones en ambos matrimonios son citados como causas de la disolución del grupo, si bien nunca hubo comunicado alguno que confirmara la desaparición del cuarteto de manera oficial. Su última aparición en aquellos tiempos fue en un show de televisión el 11 de diciembre de 1982. A partir de entonces cada uno de los integrantes desarrolló proyectos al margen de ABBA. Benny y Björn hicieron mancuerna con Tim Rice para la obra musical Chess -atractiva puesta en escena ambientada en la guerra fría y donde se confrontan dos jugadores de ajedrez, cada uno oriundo de las potencias antagónicas- además de otros proyectos con cantantes como Josefin Nilsson a quien le produjeron un álbum completo denominado Shapes -para muchos estas canciones debieron haber sido el contenido de un álbum para ABBA. Benny y Björn también produjeron Kristina från Duvemala a mediados de los años 90, un musical sobre las migraciones a Estados Unidos de suecos marginados en el siglo XIX. En los casos de Agnetha y Anni-Frid, cada una tuvo carreras con escaso éxito. Era evidente que el ABBA sound sólo era posible con los cuatro integrantes trabajando juntos. Benny Anderson merece una mención especial, pues creó la Benny Andersons Orkester una agrupación de 16 músicos que viajan desde 2001 por Escandinavia interpretando composiciones realizadas por el propio Anderson evocando el folklor tradicional sueco. También ha hecho música para películas y fue responsable de musicalizar el documental Palme, basado en la vida de Olof Palme. Anderson un virtuoso del piano y el acordeón también grabó un disco con versiones para piano solo de éxitos de ABBA, Chess y otros más denominado Benny Anderson Piano, esto en 2018. Björn, por su parte, es presidente de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) desde mayo de 2020, y se ha distinguido desde siempre por la defensa de los derechos de los compositores y por la exigencia de una remuneración justa.
Pero regresando a ABBA, Mamma Mia!, el musical que desarrolló la escritora británica Cartherine Johnson a partir de las canciones del famoso cuarteto -y que según Benny y Björn es una obra musical que ellos no sabían que habían hecho (!!!!!)- se estrenó a fines de 1999 y sus puestas en escena en diversas partes del mundo se prolongaron hasta 2019, haciendo posible que las nuevas generaciones disfrutaran y conocieran la música de la agrupación. Los largometrajes Mamma Mia! (2008) y su secuela Mamma Mia! Here We Go Again (2018) con un elenco multiestelar, coadyuvaron a la mística de ABBA. En ocasión del estreno de la película de 2008, todos los miembros de ABBA estuvieron presentes y en la secuela de 2018 Benny y Björn hicieron cameos. Aun así, una posible reunión de los cuatro para volver a grabar parecía lejana.
Con todo, esta abbamania renovada es posible que haya sido un factor determinante para que, en 2018, ABBA anunciara que volvería a los estudios para grabar un par de canciones. La noticia provocó júbilo entre sus seguidores máxime porque una vez concretadas las dos canciones Benny y Björn consideraron que podían grabar “unas pocas más” que vendrían a integrar el nuevo álbum de estudio de la agrupación, ABBA Voyage, mismo que se dará a conocer el próximo 5 de noviembre. De este esperado álbum ya se pueden escuchar en streaming I still have faith in you con un video que lo acompaña además del que se perfila como un súper hit Don’t shut me down en el más fiel y puro estilo de ABBA.
I still have faith in you es una nostálgica y bella melodía interpretada por Anni-Frid -y por momentos a dúo con Agnetha- que remite a las dificultades de toda pareja -o, en este caso, parejas- pero donde se evocan los buenos momentos, las locuras realizadas, las alegrías y tristezas compartidas. Es en buena medida una recapitulación de la historia de ABBA, como queda de manifiesto en el video respectivo que ha sido reproducido millones de veces en todo el planeta, no obstante haber sido presentado a los medios hace apenas un par de días (https://www.youtube.com/watch?v=pAzEY1MfXrQ). El video remata a partir del minuto 3:42 con los cuatro integrantes de ABBA como eran hace 40 años. Esto es gracias al empleo de tecnología de captura de movimiento de la compañía de George Lucas Industrial Light & Magic, que creó ABBA-tars generando la sensación de que los cuatro están en el escenario como lucían en 1979. Este recurso es entendible considerando la edad del cuarteto -Agnetha tiene 71 años; Anni-Frid 75; Benny 74; y Björn 76- pero sin olvidar que, a pesar de ello se encerraron con el equipo de producción de Industrial Light & Magic para ser grabados con 160 cámaras ataviados en trajes especiales mientras bailan e interpretan sus éxitos de siempre además de las nuevas canciones de ABBA Voyage. Esto es porque en 2022 ABBA Voyage arrancará como espectáculo en Londres y seguramente será replicado en otras ciudades del orbe. En este sentido los hologramas del espectáculo ABBA Voyage que las personas verán en Londres en 2022 son en realidad los mismísimos miembros de ABBA.
Don’t shut me down, interpretada por Agnetha a quien se suma Anni-Frid para crear la voz de ABBA o el ABBA sound, está llamada a ser la canción de 2021. El piano de Benny, y la maestría con la que él y Björn, experimentados artesanos de la música pop crearon la canción, remite a los mejores tiempos de ABBA. La letra de Don’t shut me down evoca a la vejez, a cómo pasó el tiempo, a lo que fue y lo que es -“I’m not the one you knew, I’m now and then combined”- pidiendo una oportunidad –“and love and hope is why I’m here now.”
Cierto la voz envejece y las de Frida y Agnetha no son la excepción. Pero justamente ello hace genuino el regreso del cuarteto, con cuatro personas maduras, en el otoño de sus vidas, que aun pueden hacer interpretaciones auténticas y conmovedoras aderezadas con la nostalgia pero con el ingrediente de la experiencia y los sinsabores que toda exitosa carrera entraña.
ABBA es el poder suave de Suecia. Incluso mucho antes de que el estadounidense Joseph S. Nye elaborara sus ampliamente conocidas reflexiones sobre el tema, el icónico cuarteto puso al país escandinavo en el mapa mundial. Claro, el lector podrá argumentar que también hay que considerar a la ya citada Greta Garbo, Ingmar Bergman, Lasse Halström, Lena Olin, Ingrid Bergman, Alicia Vikander, The Cardigans, Roxette, Ace of Base por sus aportaciones a la cultura cinematográfica y musical y por abrir espacios a Suecia a través de esa vertiente del poder suave. Pero ABBA marcó un antes y un después.
Los escépticos dirán que los ABBA-tars no son realmente Agnetha, ni Benny, ni Björn, ni Anni-Frid. Sin embargo, en todo este tiempo ellos han tenido múltiples apariciones como son, sin esconderse de nadie. Incluso han compartido fotografías e imágenes de cómo se elaboraron sus ABBA-tars. Como se explicaba, realizaron físicamente las interpretaciones de sus grandes éxitos al igual que de esta nueva producción aprovechando las ventajas tecnológicas que superan los estragos del tiempo y la edad. Si bien la tecnología pudo reunir en un estudio en 1995 a The Beatles en Free as a Bird, los seguidores del cuarteto de Liverpool escucharon con nostalgia y tristeza el uso de grabaciones de un John Lennon que ya no estaba ahí, que murió a manos de un asesino 15 años antes. Heaven for everyone, escrita por el baterista de Queen Roger Taylor, cierto, fue grabada en la segunda mitad de los 80 por Freddie Mercury -aunque hay otra versión donde el intérprete principal es Taylor- pero fue rediseñada para el álbum Made in Heaven y dada a conocer por Queen en 1995 como un tributo al célebre vocalista quien falleció a causa del VIH/SIDA cuatro años antes.
La tecnología ha hecho posible “traer de vuelta” a Whitney Houston, Amy Winehouse, Frank Zappa o Michael Jackson, pero no es igual a lo hecho en ABBA Voyage. Felizmente los integrantes de ABBA decidieron cómo querían volver al mundo del espectáculo y los cuatro participaron activamente en uno de los que seguramente será de los shows más anticipados de 2022. Es de celebrar que lo hagan en vida.
Es de celebrar entonces que ABBA se reuniera en 2018 para grabar nuevos temas. Era reinvención de sus cuatro integrantes, tras lo que seguramente fue un proceso complejo en lo personal y en los profesional, en especial por el fin de los dos matrimonios -el de Anni-Frid y Benny y el de Agnetha y Björn-, es loable. Ellos han descrito su reencuentro como grato y seguramente es cierto: el tiempo sana las heridas. Por otra parte, cada uno de ellos es lo suficientemente solvente en términos económicos como para haber tenido en mente como único propósito hacer dinero con esta reunión. Seguramente Benny, Björn, Agnetha y Anni-Frid añadirán varios millones de dólares a sus bolsillos con ABBA Voyage, pero no hay que olvidar que previamente hicieron de lado diversas ofertas para reunirse. Incluso en 2000 rechazaron una interesante propuesta para hacer un tour que les habría permitido embolsarse la friolera de un millón de dólares.
Hasta antes de 2018 parecía que ABBA seguiría el camino trazado por Greta Garbo, dejando que sus fans los recordaran como eran. Hoy vuelven con un nuevo disco de estudio y un espectáculo musical novedoso, acorde con los tiempos. Tal vez es más seguro tener ABBA-tars que no estén expuestos a contagiarse frente al SARSCoV2 -tema imposible de soslayar recordando que cada uno de los integrantes se encuentra en el grupo de edad de mayor riesgo. Pero, en cualquier caso, en esta pandemia en la que todos hemos perdido tanto, es formidable tener a ABBA de vuelta. ¡Gracias! ¡Larga vida a ABBA!