25-01-2025

Aciertos y desaciertos del gobierno morenista

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Como lo vemos en la vida, ni todo lo que sucede es bueno ni, por el contrario, todo es malo. Lo mismo sucede con las decisiones que ha tomado y sigue asumiendo el proyecto gobernante del morenismo. Ni qué discutir que la mayoría de los electores votaron en junio por la continuidad  porque consideran que les está yendo mejor que con anteriores gobiernos de otros partidos, aun cuando no dejan de reconocer los muchos problemas existentes y exigen  que se atiendan.

En los últimos días, hemos conocido el anuncio oficial del aumento en 12% a los salarios mínimos para el 2025. Es una decisión oficial positiva, congruente con una política que ha llevado a que la masa salarial nacional tenga cada vez un mayor peso en el PIB (Producto Interno Bruto) frente a  otros factores económicos. Esto fue lo que el PRD demandó desde su fundación y no se había logrado. Eso hay que reconocerlo y celebrarlo.

Sin embargo, en contrapartida, la carestía y los elevados precios de los alimentos básicos en lo que va de este año que agoniza, prácticamente anulan dichos   aumentos salariales. Además, no puede ignorarse que en estos últimos seis años los empresarios más ricos de México han visto crecer significativamente sus fortunas.

Algo similar puede decirse con los programas sociales. Las distintas pensiones a los sectores más vulnerables de nuestro país, que a iniciativa del PRD nacional fueron elevadas en su momento a rango constitucional, son en su mayoría necesarias y actúan como un bálsamo frente a la larga desatención de gobiernos anteriores. Pero también es cierto que el acelerado abandono del sector salud por parte de los gobiernos del anterior y actual sexenio -ambos de Morena- expresado en el cotidiano desabasto de medicamentos, mala atención y falta de equipamiento en clínicas y hospitales del sector público, entre otros problemas, han encarecido el costo de estos servicios para la gente de menores recursos, según lo revelan las cifras oficiales del INEGI, el CONEVAL y otras dependencias.

¡Qué más diéramos que el INSABI, la Megafarmacia o el IMSS-Bienestar hubieran mejorado la calidad de vida de la gente! Pero los hechos indican que no fue así y tampoco lo será en los siguientes meses, como se puede apreciar en la irresponsable reducción de la tercera parte del presupuesto destinado al sector salud para 2025. Decisión inentendible cuando en la Presidencia de la República tenemos a una mujer proveniente del sector científico.

En materia de seguridad pública tenemos algo similar. Ante el angustiante crecimiento de hechos delictivos, que aceleran la descomposición del cuerpo de la nación, se han tomado algunas decisiones como la detención de algunos capos del crimen organizado y la incautación de varios cargamentos de drogas y armamento, pero claramente son insuficientes para frenar este proceso de degradación. El caso más ilustrativo es Sinaloa, con epicentro en su capital, Culiacán, sobre todo cuando ha quedado al descubierto la complicidad del gobierno con la delincuencia. Sheinbaum no se ha atrevido a tomar distancia del gobernador Rocha Moya, mucho menos plantear su remoción, como una muestra de que ha entendido la necesidad de un cambio de fondo en la estrategia de seguridad.

Es delicada la situación del país. Se torna más complicada por la llegada de Trump al gobierno estadounidense. Sus amenazas no son mera palabrería y no debieran tomarse a la ligera por el gobierno mexicano. Un llamado a la unidad nacional podría ser positivo, pero ¿sobre qué bases se daría cuando insistentemente el gobierno y sus fuerzas oficialistas se empeñan en golpear y desacreditar a sus críticos y opositores políticos?

Uno es el discurso formal en el gobierno y en las cámaras legislativas, en el sentido de atender los grandes males nacionales como los ya mencionados y el de la corrupción, la atención al campo, al medio ambiente, a la inversión en infraestructura necesaria para el desarrollo y una cosa contraria es su actuación, sus decisiones.

No puede dejar de señalarse que en el fondo de todo esto se encuentra una concepción autoritaria de gobierno que está cancelando derechos y libertades de una sociedad plural, aun cuando la narrativa oficialista diga lo contrario. No habrá garantías de una mejor calidad de vida con gobiernos autocráticos.

Ojalá y todo esto cambie, para el bien del país y de la gente.

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