Es el manto con el que buscan cubrir todas sus acciones, es la frase que esconden detrás de muchos de sus mensajes, un par de palabras con las que llenan sus bocas antes de lanzar sus ataques en contra de sus adversarios –que ellos creen enemigos a los que hay que exterminar–, pero en los hechos demuestran que en realidad no hay autoridad moral más que en la mente de quienes usan esos dos vocablos para cualquier tema y que sólo existe en sus pensamientos, no en la realidad que se vive en México.
¿Moralmente qué?
Buena parte de los discursos y acusaciones que lanzan muchos de los integrantes de la 4T, es justificada con dos palabras: autoridad moral. Así, con estas 14 letras buscan validar una supuesta superioridad frente al resto de los mexicanos, pues como todos hemos podido atestiguar desde diciembre de 2018, quienes no compartan sus creencias y respalden sus acciones son, simplemente, los enemigos.
Pero es curioso ver como dicen que tienen autoridad moral quienes han sumado a sus filas a una gran cantidad de priístas, panistas, perredistas y de otras militancias, muchos de quienes fueron responsables de muchas de las cosas que se denuncias como ese pasado neoliberal que ahora nos tiene en crisis.
¿Cómo pueden hablar de autoridad moral si han sumado a sus filas a Bartlett, Germán Martínez, Manuel Espino, Napoleón Gómez Urrutia y otros ejemplos de exmilitantes de partidos que formaban parte de ese enemigo que designan como el PRIAN? Por no mencionar que el líder del movimiento considera inocente y víctima a Elba Esther Gordillo.
La autoridad moral que tanto se presume queda en duda con candidaturas como las que hemos visto emprender sus labores proselitistas en todos el país y que muestran un gran catalogo de exmilitantes que provienen del PRIAN.
No se pueden tomar en serio este tipo de calificativos, en especial si vemos como exponen un credo que incluso se usa como lema de campaña: no robar, no mentir, no traicionar: ¿no traicionaron a su anterior partido quienes cambiaron de siglas, incluso negando que estaban negociando el cambio?
Pero eso no ha sido obstáculo para recibirlos con los brazos abiertos, pues lo importante es que pueden ganar una elección, como es el caso de la expanista candidata de Morena en Baja California, ¿cómo se conjuga lo de la autoridad moral recibiendo a una militante del PRIAN? Algo similar se puede decir en Nuevo León.
Y no hablemos de la conducta que han demostrado algunos de sus candidatos, como David Monreal en Zacatecas o Saúl Huerta de Puebla –quien afortunadamente renunció a su reelección–, ¿ese tipo de conductas son parte de la autoridad moral que presumen?
Algo similar sucede con la candidatura a gobernador en Guerrero. Acusado de violación, Félix Salgado Macedonio emprendió una guerra contra el INE y el TEPJF por el retiro de su candidatura, pero luego de eso en el movimiento que lo postuló no se les ocurrió nada mejor que poner en su lugar a su hija, a pesar de que el propio López Obrador ha condenado en varias ocasiones los temas de nepotismo.
Es difícil sostener el mito de la autoridad moral de la 4T ante los despidos que se han dado, como en Aduanas, de funcionarios nombrados en este mismo sexenio por motivos de corrupción, o con las denuncias en la Conade en contra de su titular y equipo cercano, o la grabación que exhibe como lo que es a Isabel Arvide, o la de que en el DIF se les pide a los trabajadores que donen parte de su sueldo para un programa del cual se desconocen objetivos, manejo de los recursos o a dónde fue a dar lo que supuestamente es una donación, como documentó Animal Político.
Tampoco se puede mantener ese discurso cuando el líder habla de austeridad, de que no es necesario tener un ropa de lujo, que con dos pares de zapatos es suficiente, mientras uno de sus hijos se da la gran vida lejos de la austeridad republicana y en Estados Unidos.
Y es complicado –por eso las maromas diarias de sus propagandistas– decir que se tiene autoridad moral porque ya se evitó el saqueo de las finanzas públicas, pero en medio de una crisis provocada por el mal manejo de esas finanzas que tanto se dice defender y que se ha reflejado en desabasto de medicinas o que sirve de pretexto para despedir empleados del sector público, pero para colocar a incondicionales que no están ni preparados ni con ganas de trabajar, pues piensan que ganaron una beca por ser amigos de los líderes del movimiento.
Lo de la autoridad moral no es más que otro recurso propagandístico de una clase política reciclada que llegó al poder con un discurso religioso, que presume su conversión, pero que no deja las mañas aprendidas en largos años de militar en el PRIAN o como quieran llamar a sus anteriores partidos en donde se formaron como políticos.
Y también es parte del catálogo de distractores que se usan para esconder las distintas crisis que hay en el país, porque por más autoridad moral que presuman, no han logrado resolver el tema de la pobreza, de la corrupción, de la inseguridad, o de salud por la pandemia.