Desde la llegada de Internet en 1969, poco a poco todo el mundo se ha ido conectando a redes de comunicación que, con los años, se han ido sofisticando, diversificando y creando servicios de conectividad que han transformado nuestra forma de trabajar, aprender, enamorarnos, desenamorarnos, hacer negocios, transportarnos, jugar, y hasta curarnos de enfermedades.
La economía digital ha traído grandes ventajas a los mercados mundiales. También la ha transformado radicalmente, ya que ha integrado la producción y comercialización de bienes y servicios que cada vez son más indispensables para el desarrollo económico de los países.
Asimismo, esta nueva operación económica permite compartir conocimiento y la globalización económica al vincular a productores, comerciantes y consumidores en un mundo sin fronteras, y así fomentar el desarrollo de nuevas necesidades que, sin la conectividad, jamás hubieran existido.
No es ninguna sorpresa que la economía digital traiga consigo la aparición y desarrollo de un sin fin de empresas que ofrecen servicios digitales que se vuelven parte de nuestro día a día, y sin duda nos hacen usuarios ligados a sus soluciones.
La economía digital está compuesta por tres principales factores:
- Infraestructura digital, es decir todos los componentes físicos para su funcionamiento.
- Conectividad a través de la red de internet
- Usuarios que se convierten en productores y/o consumidores de servicios como: servicios de transporte (Uber, Didi, Cabify), canales de entretenimiento digital (Servicios OTT), tiendas en línea (marcas que antes eran offline), compra-venta a través de plataformas como Amazon, Mercado Libre, entre muchas otras.

Podría afirmar que nadie estaba consciente del crecimiento exponencial que tendría la conectividad y con ella la economía digital, que nos ha tomado por sorpresa en temas regulatorios como son: la protección de datos, propiedad intelectual, transformación en la psicología de los usuarios, y la creación de un marco legal que traiga condiciones de equidad en competencia de mercado a través de la recaudación fiscal justa.
El principal obstáculo al que el mundo se ha enfrentado es entender y adaptarse a las nuevas formas de hacer negocio en la economía digital, y no está siendo fácil para nadie el cómo gravarla adecuadamente.
Sobre todo, cuando el sistema fiscal internacional está basado en el pago de impuestos de empresas que tienen presencia física en un país y no la forma en la que las grandes empresas tecnológicas operan internacionalmente.
México Digital
En muchos países del mundo se han implementado ya iniciativas para reglamentar la tributación de las empresas tecnológicas y México no está exento de estas iniciativas.
El viernes pasado se aprobó la Miscelánea Fiscal para el 2020 en donde se integra el gravamen a la economía digital y diversos artículos con el objetivo de facilitar el pago de impuestos a quienes utilizan plataformas digitales para ofertar sus bienes o servicios.
Asimismo, se propone eliminar gravámenes aplicables a servicios de publicidad y almacenamiento de datos en servicios digitales, para así identificar la ubicación física del receptor del servicio. Además se amplía el plazo para que las empresas tecnológicas cumplan con sus obligaciones cuando el usuario proporcione su RFC, simplificando y disminuyendo el ISR para que en el ejercicio fiscal 2020 puedan emitir comprobantes simplificados.

El sector de las telecom tiene una participación muy importante en el PIB del país. Durante el primer trimestre del 2019 dieron un crecimiento anual del 2.6% por lo que esta sería la primera vez que vemos una oportunidad de crecimiento desde una perspectiva fiscal.
Aunque resulta un tema muy controversial el pago de impuestos en la economía digital, debemos estar abiertos a los múltiples beneficios que esto traerá para el país, como es la creación de un “suelo parejo” al evitar la competencia desleal de empresas tecnológicas que generan riqueza en países en donde no tienen presencia física y tienen actividades similares con empresas nacionales que sí cumplen con su tributación e impulsan el crecimiento de la economía nacional.
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Ingrid ha sido reconocida en varias ocasiones como una de las 100 mujeres más poderosas en los negocios por la revista Expansión, una de las 45 líderes de mercadotecnia por la revista InformaBTL, así como una de las mujeres más influyentes en el campo de la tecnología por el periódico El Universal.
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